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De la Edad Media 2.0 al Renacimiento 2.0

Roberto Serrano es un economista teórico, graduado en Harvard, ahora invidente y profesor de la Universidad Brown (Rhode Island), tan respetado en círculos académicos como desconocido para el gran público, incluidos la mayoría de políticos españoles

Roberto Serrano recibió la semana pasada el premio de Economía Rey de España, algo así como el Nobel hispano de economía, y en su discurso en el acto de entrega apuntó que «a pesar de los tiempos, el concepto de cooperación es, por supuesto, fundamental en la interacción humana, entre personas o entre países». El galardón, instituido por la Fundación José Celma Prieto, lo concede el Banco de España y ha celebrado su vigésima edición. Entre los premiados figuran los economistas españoles más destacados del último cuarto de siglo, así como iberoamericanos, entre ellos Agustín Carsten, todavía director general del Banco Internacional de Pagos (BIS), o la cubano-norteamericana Carmen Reinhart, coautora, junto con Kenneth Rogoff, del que sería todo un «best-seller», «Esta vez es diferente: ocho siglos de necedad financiera».

Roberto Serrano es un economista teórico, graduado en Harvard, ahora invidente y profesor de la Universidad Brown (Rhode Island), tan respetado en círculos académicos como desconocido para el gran público, incluidos la mayoría de políticos españoles. Recibió el premio en la sede del Banco de España de manos del Rey Felipe VI. En su disertación explicó que sus últimas investigaciones, desde el lado económico, se centran en el diseño de información en modelos en los que «un emisor de mensajes comunica información a un receptor con el fin de cambiar sus opiniones antes de tomar una decisión». Serrano apunta que «en la actualidad, los mensajes populistas, basados en la superficialidad, las noticias falsas o manipuladas, o las afirmaciones gratuitas sin respaldo de datos de buena calidad han creado un clima de desinformación, que en muchos casos se convierte en un caldo de cultivo del odio dentro de las sociedades». Advierte, desde el recuerdo de la Transición y del himno «libertad sin ira» de Jarcha, que muchas sociedades pueden crear un clima de «ira sin libertad» que «fomentado por populismos y amplificado por las redes sociales, tiene el potencial de suprimir libertades y favorecer la emergencia de autoritarismos que minan los sistemas de instituciones democráticos». Sugiere que estaríamos en una especie de «Edad Media 2.0», que recuerda «a aquella en la que los estudiosos tuvieron que refugiarse en monasterios para protegerse de la bárbara destrucción de la cultura» y frente a eso espera que también ahora llegue un «Renacimiento 2.0», acompañado de un «cuidadoso análisis de los datos». Un deseo con una imagen casi borgiana, como apuntó Roberto Serrano.