Mar en calma
Salud y amor
Qué necesarios son los buenos deseos y que los demás empaticen con nuestro dolor en los momentos más críticos
Deseo que empecemos el año 2024 con energía, salud y amor. La vida requiere consciencia y poner amor en cada experiencia y aprendizaje. Es muy poderosa la energía de las palabras, usémoslas con abundancia y positividad.
Os contaba hace justo una semana que los mejores regalos son momentos con nuestros seres queridos. Lo que no sabía es que estaba a punto de vivir esa cruda carencia.
Tuve que interrumpir mis entrenamientos en Sierra Nevada porque mi padre entraba en cuidados intensivos con una pancreatitis biliar aguda y muchas complicaciones. Comprometidos otros órganos vitales como el riñón, el pulmón y hasta el corazón, han sido días de incertidumbre y mucho dolor emocional pero también de fe y esperanza.
Es increíblemente poderoso el cariño que nos llega por todas partes. Hasta me he reconciliado con las redes sociales. Siempre crítica con ellas, he comprobado que son capaces también de expandir la buena fe y amorosos mensajes llenos de emociones positivas. «Es un campeón», «saldrá adelante, es un Villa», me decíais. Esa energía unida al impecable trabajo de médicos y personal sanitario del hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, al que tenemos tanto que agradecer, obraron el milagro de la Navidad.
Qué necesarios son los buenos deseos y que los demás empaticen con nuestro dolor en los momentos más críticos. No os imagináis el valor que tienen las palabras incluso de quienes ni conocemos.
Como no me canso de repetir: la única derrota es el desaliento. El ánimo es esencial cuando todo es incierto.
También me ha servido mucho llorar. Se nos olvida que es algo sano fisiológica y emocionalmente. Libera hormonas y toxinas relacionadas con el estrés. Genera calma. Ayuda a que expresemos nuestros sentimientos. Nos hace bien. Evidencia nuestra capacidad de empatía. Cuando vemos a alguien llorar, se activa nuestra neurona espejo, generamos oxitocina y aumenta la empatía. William Shakespeare decía: «el llanto hace menos profundo el dolor». Lo dicho: salud, amor y energía positiva.
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