
Insensateces
Piernas
Peleteiro no quiere ser fácil, no intenta serlo, no trata de parecer lo que no es. Se ha llevado el oro y con él muchos disgustos
Y en esto llegó Peleteiro, señores. Llegó Peleteiro con esas piernas que tiene, esas piernas donde anida la rabia, la fuerza, toda esa personalidad tan estremecedora y tan deslumbrante que tiene esta gallega de piel curtida, e hizo oro. Oro, señores, oro en el Europeo en triple salto, en ese salto que da la sensación de que podría ser cuádruple, o las veces que ella quisiera, porque en esas piernas vive una determinación que se pasa todos los metales posibles.
Ana Peleteiro no cae bien a todo el mundo. A no todo el mundo le gusta que proteste, que se queje, que se reivindique. A no todo el mundo le gusta una mujer así, que demuestra a cada paso cómo está, cómo vive, cómo le sientan las cosas. Peleteiro no quiere ser fácil, no intenta serlo, no trata de parecer lo que no es. Se ha llevado el oro y con él muchos disgustos. Decepciones, presiones, críticas que acabarían con cualquiera ante una cita tan importante y determinante. Pero Ana no se va a rendir ni siquiera cuando podría hacerlo.
Y de nuevo, oro. Oro para responder a todos esos que la insultan por no arrugarse, por pedir lo que cree que se merece, por hacerlo con la barbilla alta. Y por acordarse de TVE, que esa es otra. Cuando el jueves se quejó de que la televisión estatal no emitiera en directo su prueba de clasificación, enseguida salieron los empleados del año del ente a afearle sus declaraciones. Es que había fútbol femenino en Teledeporte. Y con eso, creen que la callan. Como si ponerla frente al espejo de otras mujeres pudiera rebajar su protesta, como si así quedara desactivada, como si valiera menos. Como si ella quisiera sustituir a otras mujeres o dejarlas en segundo plano. Como si fuera tonta, injusta y egoísta. Como si se nos olvidara que tienen la 2 entera para abrir ventanas, como si al final fuéramos todas unas caprichosas.
Peleteiro se ha llevado el oro con sólo dos días de terapia y con todo eso de lastre en sus piernas. Hay que ser tan fuerte, tan poderosa, que me parece que ignoran que hay corajes que no admiten lecciones. A por la próxima zancada.
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