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La balanza comercial de España con EE.UU. es favorable a los americanos

El conjunto de la UE, contrariamente a España, presenta superávit en las relaciones comerciales con EE.UU. de 226.800 millones de euros.

La relación con EEUU ha beneficiado y protegido a Reino Unido, Israel, Australia, Marruecos, Japón… España tiene un grave problema en las fronteras del este europeo, pero uno gravísimo y mayor en las meridionales. La debilidad interna del régimen alauita puede obligarle a repetir bravuconadas, como la de Perejil. Las demostraciones de deslealtad con EEUU por parte de Zapatero y Sánchez han hecho que en Washington valoren la amistad de Marruecos y le concedan el mayor de los estatus a un país extranjero no miembro de la OTAN: el de aliado preferente. Las reivindicaciones de España por Gibraltar no se solventarán hasta que España sea un socio de EEUU tan fiable como el Reino Unido. La importancia militar y estratégica del Peñón es básica para el control marino y submarino del estrecho. Por lo que con este Gobierno antiamericano ni vamos a recuperar el Peñón ni tendremos apoyo de Washington para una guerra con Marruecos. Por lo que el rearme español que exige Trump debe tomarse en serio. El caso de Grecia es paradigmático; su inversión en defensa alcanza el 3,01% de su PIB por los conflictos territoriales con Turquía.

El «amigo americano» desembarca en España en 1953, con los acuerdos en materia de defensa entre EEUU y España. Se autorizan bases en Morón, Torrejón de Ardoz, Zaragoza y Rota. El aislacionismo se desvanece; España vuelve a la comunidad internacional de la mano de la «guerra fría». En 1959, el régimen de Franco recibe un espaldarazo internacional al más alto nivel con la visita del presidente Eisenhower a Madrid. España recibe ayuda militar y económica. Las empresas estadounidenses empezaron a instalarse en España, trayendo consigo tecnología, contribuyendo al despegue económico español de los años sesenta del siglo XX. El programa nuclear militar español había arrancado en 1958, proyecto «Islero», pero Kissinger no permitió que España poseyera «la bomba»; lo dejó claro en su visita a Madrid en 1973. Francia perdía así a su mejor aliado para su proyecto de construir un paraguas nuclear europeo, dentro de la OTAN, pero independiente de EEUU.

España carece de política exterior y de política de Estado. Y esto es por la necesidad de conciliar las fuerzas políticas tan antagónicas y heterogéneas que componen la mayoría «Frankenstein» que sostiene este Gobierno, izquierdistas como Sumar, ultraizquierdistas como EH Bildu, derechistas como PNV, xenófobos como Junts, independentistas como ERC, etc… el más débil en muchas décadas. Se sacrifican los intereses de la nación por la supervivencia política de un presidente, Pedro Sánchez, cada vez más acorralado y con menor apoyo; de hecho, perdió las últimas elecciones generales, europeas, autonómicas y municipales.

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Big dataA. CruzLa Razón

Si España tuviese un gobierno fuerte, hubiese exigido corregir el déficit comercial que presenta nuestra balanza comercial con EE.UU., cifrado en 9.481 millones de euros en el ejercicio 2024. España sería uno de los países más afectados por los aranceles de Trump, pues se ampliaría ese déficit de nuestra balanza comercial. En cambio, el resto de la UE tiene balanzas comerciales de signo muy distinto. El conjunto de la UE, contrariamente a España, presenta superávit en las relaciones comerciales con EE.UU.; exporta al país norteamericano 584.300 millones de euros e importa de este 375.500 millones de euros. El saldo es claramente favorable a la UE; se trata de una diferencia de 226.800 millones de euros, que se deberá equilibrar para evitar la guerra arancelaria.

Ante la inminencia del estallido de un conflicto bélico en Europa, y dadas las escasas capacidades de producción militar que quedan en la Unión Europea tras salvajes recortes en los últimos treinta años, se debe recurrir a la compra masiva de armamento de EEUU hasta que en 2027/2028 la industria europea pueda estar en condiciones de suministrar parte de lo que precisen los países de la UE para su defensa. En España, la adquisición de material de EEUU debe centrarse fundamentalmente en cazas F-35C: 36 para la Armada, destinados al futuro portaaviones de la Armada, y 72 para el Ejército del Aire, sustituyendo los escuadrones de F-18 de Torrejón y Zaragoza y para dotar el ala de la futura sexta base de caza y combate. Esta inversión duplicaría el actual déficit comercial, pero no hay alternativa. La industria europea no podrá disponer de aviones de quinta generación hasta después de 2040.