Rushdie y la libertad

Salman Rushdie sufrió un intento de atentado hace prácticamente un año, pero no ha perdido su sentido del humor. Dice que cuando viaja a Reino Unido vuelve a tener protección del Gobierno como los «viejos buenos tiempos» y en Estados Unidos cuenta con seguridad privada. El escritor de origen indio tuvo que vivir escondido después de que el ayatolá Jomeini, publicase una fatua (condena a muerte) contra él por la publicación de Los Versos Satánicos en 1988. Cuatro décadas después, Hadi Matar, un joven de 24 años de Nueva Jersey, le asestó doce puñaladas durante un encuentro literario en Chautauqua, en Nueva York. Fue atacado por la persona más joven del auditorio, pero también la más fanatizada.

El islamista le asestó doce puñaladas antes de que pudiese tomar la palabra. Como consecuencia, perdió la visión de un ojo y la sensibilidad en una mano. Pese a ello no ha dejado de escribir. Quiso retomar el libro que tenía en la cabeza antes del atentado, pero no pudo. «Había un elefante en la habitación». Comprendió que antes debía escribir sobre la experiencia traumática en Chautauqua.

Será un libro corto (unas doscientas páginas) y escrito en primera persona. «Los escritores no tenemos mucho poder, no tenemos ejércitos ni miles de millones... lo que sí tenemos es la capacidad de escribir sobre el mundo de una manera –que si somos buenos en ello- pueda perdurar», dijo a la BBC.

Su primera aparición pública tras el atentado fue en el PEN America, un foro que defiende la libertad de expresión. Intervino sin avisar a los medios. Contó que a lo largo de su vida ha visto cómo la creatividad ha estado amenazada en Oriente y Occidente era para él un refugio. Sin embargo, alertó de cómo la política de la cancelación de la izquierda y de la extrema derecha está poniendo en peligro la condición de Estados Unidos y Europa como baluartes de esta libertad sagrada.

Rushdie rechaza la reescritura de los libros. «Deben reflejar la época en la que fueron escritos». Y si alguien tiene la piel muy fina, que no los lea. Se puede decir más alto, pero no más claro.