Canela fina
Las razones de Israel y Palestina
«La guerra es la guerra y, cuando se pone en marcha, contener el salvajismo de su acción es tarea casi imposible»
Que se enteren. Que aprendan los ciudadanos civiles palestinos. Si Hamás o cualquier otro grupo islámico, terrorista o no, agreden a Israel, la respuesta será armada y por cada israelí muerto caerán diez islamistas. Y además la población civil será bombardeada cruelmente, y si hace falta invadida, para que aprendan a no prestar apoyo a los terroristas y a los agresores, tampoco a aquellos que esconden en sus madrigueras a los militantes de Hamás. Las consecuencias las pagarán todos los ciudadanos. Desde 1948 la posición israelí ha permanecido inamovible. Bien respaldado por las armas y los servicios de inteligencia estadounidenses, Israel ha ganado todas las batallas, aunque todavía no haya conseguido la consolidación definitiva de su Estado.
Palestina, por su parte, no renuncia ni a su soberanía ni a los territorios perdidos. Cada vez que considera debilitada a la nación israelí, grupos terroristas o agresores atacan a Israel, no porque crean que pueden vencer solos sino porque mantienen la esperanza de contagiar a todo el mundo islámico y aplastar entonces de forma definitiva al Estado hebreo.
Los esfuerzos diplomáticos y las políticas negociadoras se han estrellado con una realidad histórica que ha convertido al contencioso Israel-Palestina en un nudo gordiano. No lo desenredarán las negociaciones diplomáticas. Cuando se produzcan acosos agresores o terroristas, Israel tirará de espada para imponer su ley por la fuerza de las armas, derrotando no sólo a los agresores sino también paralizando a la población civil islámica con una crueldad militar que la inmensa mayoría de las potencias occidentales condenan, pero que el Ejército israelí considera inevitable porque quiere evitar el apoyo de los civiles al terrorismo islámico. Si Estados Unidos no llega a reaccionar como lo hizo tras la catástrofe del 11-S, ¿no se hubieran multiplicado por cien a continuación los actos terroristas y la arrogancia de los enemigos de Washington?
Habrá que seguir luchando por la paz, como ha explicado muy bien el sagaz Shlomo Ben Ami, habrá que derrocar al Gobierno inadmisible de Netanyahu y conseguir un Ejecutivo firme y estable, pero la guerra es la guerra y, cuando se pone en marcha, contener el salvajismo de su acción resulta tarea casi imposible.
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