Sin Perdón
¿PSOE o sanchismo?
«Los dirigentes en activo han perdido la dignidad, porque importan más los cargos que los principios»
La decisión de Sánchez de comprar su investidura con la amnistía, los idiomas cooficiales en el Congreso y negociar un referéndum de autodeterminación ha abierto una crisis en el PSOE. Es verdad que el secretario general y sus colaboradores se muestran despreocupados y han arremetido contra las voces discrepantes. A los más relevantes, como González y Guerra, no se atreven a expulsarlos, pero el menosprecio hacia las figuras más importantes del socialismo contemporáneo clarifica la situación. La cuestión es en qué se ha convertido el segundo partido de España. A estas alturas se puede afirmar que es una maquinaria política en la que solo cuenta el poder. Las ideas y los principios se han tirado a la papelera. Más allá de las siglas, el PSOE ya no existe. Ha dejado de ser un referente ético para dar paso al sanchismo. La mentira sistemática es una forma de gobierno aceptable e incluso no produce ningún rechazo entre los militantes y la izquierda mediática. Los dirigentes en activo han perdido la dignidad, porque importan más los cargos que los principios.
El despreciar a González y lo que representa es uno de los mayores despropósitos políticos que he visto. Lo mismo se puede decir sobre Guerra, Redondo o Leguina, por poner algunos ejemplos, porque Sánchez está donde está gracias al PSOE que crearon unos políticos de gran altura. Nunca voté a Felipe y le respeto porque es uno de los grandes presidentes de nuestra historia, aunque cometió importantes errores. A pesar de ello, su balance es extraordinariamente positivo. Cuando rectificó no lo hizo para comprar una presidencia y no fue un mentiroso compulsivo. El mejor ejemplo fue el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. El nivel de los ministros de sus gobiernos fue espléndido y sus nombramientos para los órganos constitucionales está a años luz de lo que ha sucedido, entre otros, con el Tribunal Constitucional o la Fiscalía General del Estado. Los órganos directivos de la Administración y el sector público empresarial se cubrían con personas que cumplían los requisitos de mérito y capacidad. El PSOE ha desaparecido y ahora solo queda el sanchismo.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)