El bisturí
Mónica García, la reina de la demagogia
Autoproclamada adalid contra la corrupción, calla cuando le preguntan por las mascarillas del caso Koldo
Lamento parecer cansino, pero nunca está de más desmontar al poder establecido cuando hace de la demagogia la bandera principal de su trabajo. Aparte del propio Pedro Sánchez, la reina de la demagogia en este Gobierno que se autodenomina de «progreso» es posiblemente Mónica García. Más incluso que Óscar Puente, el otro miembro pancartero del gabinete. En los once meses que lleva al frente de la cartera sanitaria, García no ha hecho nada para apuntalar el deteriorado Sistema Nacional de Salud. Absolutamente nada. A pesar de las promesas formuladas en campaña, España sigue sin contar con una norma dirigida a acotar los tiempos de espera para acceder al especialista y para operarse. Tampoco ha logrado acelerar la llegada de los medicamentos más innovadores para los pacientes –las demoras desbordan ampliamente los 600 días desde que los autoriza la Agencia Europea del Medicamento– y no se ha aprobado siquiera la ley de pandemias, pese a que García solo ha tenido que sacar del cajón la que le dejó hecha Carolina Darias. Por no haber, no hay aún ni una ley del tabaco, producto al que suelen apelar siempre los ministros más incompetentes para encubrir con su humo mediático la inacción más absoluta, ni un plan de choque para atraer talento y disponer de médicos y enfermeras suficientes. De hecho, puede haber cerca de 20.000 homologaciones de sanitarios extranjeros atascadas por la burocracia que impera en su Gobierno.
En el tiempo que lleva en el puesto, García se ha prodigado en frases huecas y grandilocuentes, repletas de palabras genéricas a las que nadie puede oponerse como «universalidad» y «resiliencia», y apelaciones al pago masivo de impuestos, pero las medidas concretas para devolver el aire a una Sanidad que estalla por sus costuras han brillado por su ausencia, casi tanto como sus pulsos con Hacienda para que inyecte más fondos al sistema. Como buena demagoga, García tira constantemente de argumentario. Cuando le preguntan por mal el estado general de la Sanidad culpa a los recortes pasados del PP. Nada dice de que Sánchez lleva ya seis años al frente del Gobierno y de que la Sanidad se encuentra hoy peor que nunca, sin sanitarios y sin presupuestos suficientes para cubrir la demanda y los costes de los fármacos y la tecnología. Cómo será de evidente esta situación, que Gemma Nierga no tuvo reparos en recordárselo en el programa 59 segundos. Ante otras situaciones o el estado de las listas de espera, García saca de la chistera el comodín de la gestión de las comunidades, y aunque es cierto que son ellas las que gestionan las competencias sanitarias, no lo es menos que en los seis años de sanchismo el número de enfermos en espera de operarse ha crecido en 264.322. Cuando prosperó la moción de censura y se alzó con el poder, 584.018 pacientes aguardaban una intervención. El pasado mes de junio, el número era de 848.340. Nadie olvide que la mayor parte de este tiempo el poder autonómico lo ha ostentado el PSOE junto con sus socios ultraizquierdistas. En estos seis años, la demora media quirúrgica ha subido además en 28 días, al pasar de los 93 contabilizados en junio de 1998 a los 121 del mes de junio. García se ha autoproclamado también adalid contra la corrupción sanitaria, pero cuando se le sacan las compras fraudulentas de material sanitario en los entornos de Koldo, Ábalos o Armengol, baja la voz, agacha la cabeza y apenas chista.
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