Canela fina
Hacia la moción de censura
«Sánchez no parece dispuesto ni a dimitir ni a convocar elecciones generales. La vía para desmontarle es la moción de censura que Feijóo debe esforzarse en organizar»
Tras el descalabro de las elecciones gallegas, Pedro Sánchez, conforme a las normas democráticas, debería dimitir o bien convocar elecciones generales. Incluso dentro de su propio partido se ha levantado un clamor entre destacados dirigentes y exdirigentes del PSOE. Al presidente le entra por un oído ese clamor y le sale por el otro sin romperlo ni mancharlo. No va a dimitir ni va a convocar elecciones generales, a pesar de que a él corresponde en parte sustancial el derrumbamiento del PSOE en Galicia. Ha protagonizado altivamente la campaña gallega, ha urdido tenaces camelancias para hundir a Feijóo y ha fanfarroneado de forma constante, burlona y agreste. Sus alianzas con el partido proetarra Bildu y con los secesionistas catalanes y vascos, cuando el PNV y Junts son por añadidura nítida e históricamente de derechas, han provocado una reacción de hostilidad del electorado que ha sido radiografiada en la debacle gallega. Por otra parte, el líder socialista se ha dedicado a potenciar al BNG, en contra de su propio partido, para crear en Galicia una situación semejante a la de Cataluña y el País Vasco.
Como Pedro Sánchez ni va a dimitir espontáneamente ni va a convocar elecciones generales, si la serenidad política quiere desmontarle deberá acudir a la moción de censura. Son varias las fórmulas que existen. Alberto Núñez Feijóo aporta 171 escaños para la operación política y tanto el PNV como Junts disponen de escaños suficientes para consumar la moción de censura. Sin embargo, la vía más transitable se encuentra en Podemos. Con sus cuatro escaños más el de Coalición Canaria suman los 176 necesarios para desalojar a Pedro Sánchez del palacio de La Moncloa. Está claro que Pablo Iglesias nunca otorgará sus votos a Feijóo. Por eso, y conforme a una práctica extendida en las democracias europeas, la moción de censura habría que presentarla con un presidente independiente, tal vez un juez de prestigio, quizá un sindicalista de envergadura como Nicolás Redondo Terreros, que llevará en su programa un solo punto: la convocatoria inmediata de elecciones generales.
En cualquier caso, Alberto Núñez Feijóo sumaría a las no pocas torpezas por él cometidas, una más si no trabajara a fondo por la moción de censura y permitiera la continuidad de Pedro Sánchez en el poder.
Luis María Anson, de la Real Academia Española.
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