El trípode

Maduro, Puigdemont y el alcalde soriano

Sin arrepentimiento alguno, Puigdemont ha sido amnistiado de muy graves delitos y ahora quiere volver a la presidencia de la Generalitat pese a no haber ganado las elecciones

Que Puigdemont, que presidía la Generalitat que promovió, organizó y ejecutó un fallido golpe de Estado secesionista, cesado en aplicación del artículo 155 de la Constitución y que se fugó al extranjero para impedir la acción de la Justicia tenga en sus manos al gobierno, es suficiente para entender la situación en la que se encuentra España. Sin arrepentimiento alguno ha sido amnistiado de muy graves delitos y ahora quiere volver a la presidencia de la Generalitat pese a no haber ganado las elecciones. Invoca para ello que tampoco las ganó Sánchez quien sigue en La Moncloa gracias a él, por lo que ahora le exige la debida correspondencia. Este esperpento alcanza hoy su cénit ante el órdago lanzado de querer asistir al debate de investidura en el Parlament –y boicotearlo–, si es detenido por orden del magistrado del Tribunal Supremo por no estar incluido el delito de malversación en la auto amnistía que se concedió. Es fácil imaginar la opinión que este espectáculo circense transmite de España al mundo, poniéndola al nivel de democracias bananeras en el mejor de los casos. En estos momentos, la competencia informativa se sitúa entre Maduro y el tándem «Sánchez - Puigdemont», que tienen en común ser personajes con una indudable vocación de autócratas. De una «victoria del independentismo» califica Junts ese regreso para hoy, muestra de la «convivencia y el reencuentro» pregonado por Sánchez y sus corifeos que creen ser «progresistas» con esa política, propia de autócratas que tienen en Maduro a un genuino representante y muy de actualidad. Una política que está despedazando la organización territorial y el mismo Estado de derecho en un nuevo procés que ahora tiene colocado en la Moncloa a su principal valedor. Es una «progresista» compraventa de cesiones políticas con el único fin de mantenerse en el poder pagando España el precio de esa indignidad. Otro competidor ha surgido en este campeonato bochornoso: el socialista y alcalde de Soria paseando por las calles de Tardelcuende, localidad soriana, emulando ser el papa en el papamóvil, lanzando agua del hisopo «bendiciendo» a los viandantes. Es un ejemplo de lo que es el actual PSOE que tiene a un payaso de estas características al frente en la provincia y que lamentablemente proyecta una imagen de Soria que no se merece. Sin duda, él sí se merecía un papel protagónico en la satánica y cutre ceremonia inaugural de París. En una democracia de un país con un mínimo de autoestima ofensas de estas características no saldrían gratis. Es propio del actual PSOE largocaballerista anticristiano, y un payaso más del circo sanchista.