Al portador
El Gobierno cuántico de Sánchez
«Habrá un antes y después tras abrir la puerta de la Comisión Europea a socios de Vox para poder nombrar a Teresa Ribera»
Erwin Schrödinger (1887-1961), con la ecuación de su mismo nombre, sentó las bases de la física cuántica y obtuvo el premio Nobel de Física. También escribió que «el presente es lo único que no tiene fin», algo que quizá encaja con su famoso experimento del gato encerrado en una caja, que no se sabe si vive o muere al haber activado o no una cápsula con gas venenoso, y por eso, a ojos de un observador, está vivo y muerto a la vez. Pedro Sánchez y su vicepresidenta primera, María Jesús Montero, practican, de forma más o menos consciente, la variante cuántica de la política. El presidente, además, al margen de que cada día está más irritado por la evolución de lo que afecta a su mujer, vive en un presente sin fin. Por otra parte, solo desde un punto de vista cuántico se explican algunas de las últimas acciones del Gobierno. Más allá de lo que suceda hoy en el pleno del Congreso de los Diputados, el camino que ha seguido hasta llegar a la Cámara la teórica reforma fiscal de la ministra de Hacienda ha sido también cuántico. Montero fue capaz de pactar una serie de asuntos con parte de sus apoyos parlamentarios y justo lo contrario con otros. Todo confirma, como también apuntaba el físico Schrödinger, que «la pluralidad que percibimos es solo una apariencia; no es real». Hay más, los socialistas europeos, de los que es punta de lanza Pedro Sánchez, han logrado al final los apoyos necesarios, incluido el Partido Popular Europeo –con la negativa expresa de Feijóo–, para aceptar la candidatura de Teresa Ribera a vicepresidenta y comisaria de la Comisión Europea. El inquilino de La Moncloa, a cambio, concede el visto bueno a dos personajes de la órbita de los aliados de Vox, el italiano Rafaele Fitto, de la confianza de Giorgia Meloni, y el húngaro Oliver Varhali, hombre de Orban. Es la política cuántica por excelencia, reflejada en el rechazo absoluto a Vox dentro de España y en el apoyo a sus correligionarios en la Unión Europea. Habrá un antes y un después, también para el presidente español tras abrir la puerta a los socios de Abascal en Europa. Hoy, en el Congreso está la reválida –cuántica– de la reforma fiscal que, aunque se apruebe, tampoco da luz verde a los Presupuestos, mientas Sánchez se abraza al presente que no tiene fin, como pensaba Schrödinger.
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