Sin Perdón
El Frente Popular del sanchismo
«Es curioso que se refiera a los pactos de la ignominia del PP y Vox, cuando ha pactado con los enemigos de España y la Constitución»
El discurso de Sánchez fue una obra cumbre del adanismo político. El rostro que mostró durante su intervención confirma que tenemos enfrente a un político crispado, frentista y vengativo. Fue la habitual sucesión de tópicos sobre la alta estima que siente por sí mismo. En un momento en el que el socialismo retrocede en Europa, por culpa, precisamente, de gestores políticos como él, no hizo más que ejercer de oposición de la oposición. Lo de gobierno progresista, teniendo en cuenta sus pactos con los derechistas Junts y PNV, es, simplemente, grotesco. Todos son reaccionarios, menos él. Todos van contra la Constitución, menos él. Todos recortan derechos y libertades, menos él. La simpleza ideológica de su discurso fue abrumadora. Los diputados socialistas aplaudieron fervorosos porque todos se han sumado al Frente Popular del sanchismo. En ese mundo delirante que dibujó, con la prodigalidad propia de quien jamás ha ocupado cargos de gestión y a costa de un endeudamiento monumental, se basaba en criticar a los reaccionarios, el neoliberalismo y los recortes.
No asumió la catastrófica gestión económica e institucional realizada por los gobiernos socialistas hasta 2011. Las medidas que adoptó el Partido Popular fue por culpa de la irresponsabilidad e ineficacia socialista. Es curioso que se refiera a los pactos de la ignominia del PP y Vox, cuando ha pactado con los enemigos de España y la Constitución. El Sánchez que ha abrazado el discurso del odio y la rabia ahora se rinde ante los independentistas, los antisistema y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de la banda terrorista ETA. Una vez más sabemos que no importa mentir desde la tribuna del Congreso. La receta que tuvo que aplicar el PP para afrontar la rebelión política y la ruptura del ordenamiento constitucional ahora no le gusta. Es curioso, porque la apoyó con gran fervor. Los argumentos del candidato fueron tan falaces como ridículos. La realidad es que todo es muy simple, tenía que comprar su presidencia. No quiere ser presidente del Gobierno de España sino de un Frente Popular. Por ello, se dedicó a atacar la sensibilidad de la mayoría de los españoles.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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