Al portador
Ferrovial saca de sus casillas a Sánchez con Kant al fondo
El presidente también utiliza el asunto para intentar que el caso «Mediador», corrupción cutre y casposa que afecta a diputados socialistas, quede atenuada
Winston Spencer Churchill (1874-1965), el histórico premier británico, tenía la capacidad de resumir asuntos complejos y amplios en pocas palabras. «Una forma sencilla de medir un país –dijo–, es ver cuántos quieren entrar y cuántos quieren salir». Las dictaduras comunistas, con la Unión Soviética a la cabeza o Cuba, fueron los ejemplos perfectos. Avanzado el siglo XXI, ahí está Corea del Norte. Ferrovial, una de las principales empresas españolas y también multinacional, participada mayoritariamente por la familia Del Pino, ha decidido mudar su sede social de Madrid a Holanda. Alega seguridad jurídica y facilidad para, desde allí, acceder a cotizar en Wall Street. También se ahorrará impuestos, pero no muchos, y nadie lo niega. La decisión de una empresa –en el fondo familiar– ha puesto al borde de los nervios a Pedro Sánchez, aunque el presidente también utiliza el asunto para intentar que el caso «Mediador», corrupción cutre y casposa que afecta a diputados socialistas, quede atenuada. El inquilino de La Moncloa proclama que «la patria no solo es hacer patrimonio» y señala a Rafael del Pino, presidente de Ferrovial. El empresario, por cierto, no tendría intención de cambiar su domicilio fiscal personal, lo que supone que tributará en España, en donde por cierto –quizá Sánchez no lo sepa– está exento del 95% del nuevo impuesto de solidaridad por su participación en Ferrovial, ya que posee más del 5% del capital.
Ferrovial no ha tomado una decisión insólita. Media docena de compañías que cotizan en la bolsa de Londres tramitan su marcha del Reino Unido para cotizar en Wall Street, porque tras el Brexit las condiciones en el mercado británico no les convencen. En España, además de una legislación cambiante –a veces arbitraria– hay un Gobierno que cree sacar rédito con ataques a empresarios y ricos. Puede ser bueno para Sánchez y malo para el país, pero en la Unión Europea las empresas son libres de establecerse donde quieran. El filósofo Inmanuel Kant (1724-1804), en un librito, «La contienda entre las facultades de filosofía y teología», cuenta que un «ministro francés convocó a algunos comerciantes para recabar opiniones sobre cómo restablecer el comercio. Después de que varios hubieran hablado, un viejo comerciante, Legendre, dijo: «Haga buenos caminos, acuñe buena moneda, denos un derecho de cambio ágil y todo eso, pero respecto a lo demás, ¡déjenos hacer!». No hay misterios. Y es que Kant ya explicó, a su manera, cualquier precedente del asunto Ferrovial y también Churchill.