El bisturí

Endeudados hasta las cejas y masacrados a impuestos

En estos momentos los españoles debemos más que nunca pese a pagar más impuestos que nunca

El economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Álvaro Pereira, lanzó a principios de este mes un importante aviso para navegantes que no debería ser ignorado, con el fin de evitar repetir uno de los graves errores cometidos por la mayoría de los países antes de la crisis financiera desatada en 2007. A su juicio, resulta «importantísimo» que España reduzca su deuda pública, que es «demasiado alta», ante posibles choques como los que se han producido en los últimos años, y porque el coste de los intereses derivados de ella aumenta. Resulta que a pesar de la recaudación récord producto de la masacre impositiva perpetrada por el Gobierno socialcomunista, la deuda pública de nuestro país representa aún más del 100% del Producto Interior Bruto (PIB), una auténtica barbaridad porque el pago de los correspondientes intereses impacta luego sobre cuánto puede invertirse en esas áreas que tanto dicen defender el PSOE y sus socios de ultraizquiera en el Ejecutivo, como son la Educación, la Seguridad Social o la Sanidad. El resumen es que en estos momentos los españoles debemos más que nunca pese a pagar más impuestos que nunca, lo que a corto, medio y largo plazo lastra las ya deterioradas joyas de nuestro Estado de Bienestar, abonándose así el terreno para futuros y obligados recortes con los que equilibrar las cuentas, como sucedió por culpa de la imprevisión política durante la crisis financiera. Una crisis que terminó convirtiéndose en una crisis de deuda, que determinó durante años las políticas del Banco Central Europeo (BCE), y cuyas secuelas aún perduran, por ejemplo, en la elevada inflación. Y todo ello, nadie lo olvide, con los servicios públicos más deteriorados que nunca. La alerta velada de la OCDE se produce en un momento importante en el que las señales que llegan no son halagüeñas. En el mes de septiembre, la deuda del conjunto de las administraciones públicas creció hasta el máximo histórico de 1,637 billones de euros, y utilizando el PIB nominal de los últimos cuatro trimestres, la ratio con respecto al PIB se situó en el 104,4% en el tercer trimestre de este año. Aunque las estimaciones del Ejecutivo enviadas a la Comisión Europea apuntan a una senda descendente en los próximos ejercicios, que haría que la deuda descendiese del 100% del PIB ya en 2027, las propias necesidades intrínsecas del país, el pago de prebendas a los socios de Gobierno a cambio de su apoyo y el deterioro de servicios públicos claramente infrafinanciados como el transporte ferroviario y las Cercanías, o la misma Sanidad, no auguran nada bueno en términos de contención. Si llegara ahora otra crisis económica de forma imprevista como la de 2007, cogería a España de nuevo sin los deberes hechos. ¿Se imagina alguien lo que ocurriría si nuestro país tiene que hacer frente al pago de sus débitos con una caída estrepitosa de la recaudación fruto del descenso de la actividad económica? En este contexto hay que valorar la condonación de deuda con la que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha tratado de engatusar a las autonomías en la Conferencia de Presidentes, lo que no significa que ese dinero vaya a dejar de pagarse, como bien ha denunciado la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al asegurar que las deudas no se condonan, se pagan, porque la deuda no se evapora, sino que al final se termina repartiendo. Al final la terminaríamos pagando todos.