Roma

El Rey, un eficaz embajador

De los protagonistas clave de la Transición política, Don Juan Carlos es el único que sigue plenamente activo, lo que da una muestra de la solidez de la institución que representa y de su tarea moderadora. Estos días se ha hablado mucho de nuestro pasado reciente y de lo que costó poner a andar la España democrática, pero lo cierto es que el Rey sigue siendo la memoria de aquella época y quien mejor representa aquel espíritu de concordia que tanto se ha reivindicado. La sociedad española debe proteger ese patrimonio. Este hecho, sobra decirlo, asegura un punto de vista de Estado que da continuidad a los grandes proyectos de nuestro país, por encima de alternancias en el Gobierno o tensiones políticas. Según dispone la Constitución (artículo 56.1), corresponde al Rey la «más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales», tarea que sigue desempeñando y que sólo por puntuales problemas de salud ha tenido que dejar, como ha sucedido después de varios meses de convalecencia tras la operación de cadera. Esta semana reemprendió su agenda internacional con un intenso viaje a Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Kuwait, cuyo balance ha sido un completo éxito. Que haya elegido los países del Golfo no es una improvisación, pues conoce muy bien la zona y de él dependía dar el último empujón a algunas operaciones. Suele decirse que Don Juan Carlos es el «mejor embajador de España»; de ello ha dado eficaz cuenta en numerosas ocasiones, tanto por su larga experiencia como por sus contactos, que le permiten llamar a puertas donde la diplomacia o nuestras empresas no llegan. En este viaje –en el que ha acompañado a una quincena de empresas y a cuatro ministros– se han cerrado importantes contratos para firmas españolas de ingeniería, como la puesta en marcha de las terminales aéreas de Abu Dabi y Kuwait o la participación en la construcción del nuevo Museo del Louvre en la capital de los EAU, donde también hay serias aspiraciones a construir el metro. Se han cerrado contratos y se han abierto puertas que, de concretarse todos, podrían suponer para España unos ingresos de 51.000 millones de euros. Aunque el papel de Don Juan Carlos para cerrar estos contratos es importante, nada se podría hacer sin el prestigio de las grandes constructoras españolas, con proyectos en todo el mundo y cuya eficacia está quedando demostrada en las obras del Ave La Meca-Medina. La agenda del Jefe del Estado vuelve a estar en activo: los siguientes compromisos serán en Roma el próximo 27 de abril, en la canonización de Juan Pablo II, Omán, Baréin y Arabia Saudí. Las exportaciones españolas han crecido un 7,4%, demostrando que nuestras empresas son competitivas y, en algunos sectores, punteras. Es la hora de remar todos en la misma dirección.