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El trípode del domingo
La defensa de la vida en la Casa Blanca
Los primeros días de la presidencia de Trump en EEUU están aportando datos muy esperanzadores respecto a la defensa de la vida y la familia
Los primeros días de la presidencia de Trump en EEUU están aportando datos muy esperanzadores respecto a la defensa de la vida y la familia. Conviene tener presente que entre las cuestiones «innegociables para un católico en la vida política» –que fue un documento aprobado por la Congregación para la Doctrina de la Fe con el cardenal Joseph Ratzinger al frente, y con el refrendo del papa san Juan Pablo II– se encontraban precisamente la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, y la defensa de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer. Y que para reforzar si cabe, la importancia de esos valores para la Iglesia Católica, siendo ya papa Emérito, Benedicto XVI escribió que las iniciativas más opuestas a esos valores cristianos, son el aborto, la eutanasia y la ideología de género que constituyen «el credo del anticristo». Ante esta realidad no deben pasarse por alto dos hechos sucedidos esta semana, que evidencian la realidad de un cambio en esas vitales cuestiones. Uno de ellos tuvo como escenario las calles de la ciudad de Washington DC, y el otro el Senado federal. En el primer caso, el protagonismo lo tuvo el discurso de Trump y el de su vicepresidente J. D. Vance, dirigidos a los participantes en la tradicional marcha anual por la vida. Por razones de seguridad ante las amenazas recibidas, hablaron a los miles de manifestantes desde la Casa Blanca en directo y, a juicio de acreditados informadores en la materia, no se habían escuchado hasta ahora unos discursos tan comprometidos con la defensa de la vida por parte de ninguno de los 47 presidentes en la Historia de los EEUU. El otro suceso ha tenido como escenario el Senado, donde se debatió un Proyecto de Ley para garantizar la vida a los bebés que hubiesen sobrevivido a un intento de aborto. Los senadores republicanos votaron en bloque a favor de las medidas para salvar la vida de esos bebés mientras los 47 demócratas lo hicieron en contra, argumentando que dificultaría el acceso al derecho al aborto de las mujeres, al «criminalizar dicha práctica» que «humaniza» al bebé que se pretendía eliminar. El contraste entre las dos visiones en relación a la vida que se desprende de los respectivos discursos en un caso y el otro, eximen de más comentarios al respecto. Salvo para afirmar que, al margen de otras consideraciones que legítimamente se puedan esgrimir en relación a una extensa variedad de cuestiones políticas, es inapelable el esperanzador juicio que merece la nueva postura de la Casa Blanca en defensa de la vida. Y ayer se incorporó a la Declaración del Consenso de Ginebra sobre la defensa de la vida. Muy importante.
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