Aquí estamos de paso
Cuestión de vida o muerte
El cáncer silencioso. Está ahí. Es solo cuestión de hacérselo mirar
«Vivir consiste en construir futuros recuerdos» escribió Ernesto Sábato en «El túnel». Muchos enfermos crónicos o pacientes de cáncer probablemente obviarían la atmósfera de desesperanza en que nace la frase originalmente y la retorcerían hasta situarla ante la lúcida exigencia de vivir el presente. Quizá eso es lo que pretendía también el argentino. Porque en la adversidad, sobre todo en esa que te coloca ante la certeza de la muerte, que siempre ignoramos hasta que no nos queda más remedio que enfrentarnos a ella, los recuerdos son el nutriente principal, a veces único, de las ganas de vivir.
Lo he recordado a menudo escuchando a pacientes de cáncer metastásico o que llevan a la espalda largos tratamientos. Lo he vivido ayer mismo en la Asociación de la Prensa de Madrid durante la presentación de una campaña brillante y se me antoja que efectiva, para extender la conciencia del valor de los cribados en la detección de cáncer de pulmón. Como dice Bernard Gaspar, presidente de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón, estamos ante el cáncer silencioso. El del pulmón no presenta síntomas hasta que ya es tarde. A menudo demasiado tarde. De ahí la enorme importancia de que tanto nosotros, ciudadanos, contribuyentes, vecinos, como las administraciones y sus gestores tengamos claro que en esta enfermedad es vital el cribado y que debiera situarse entre las prioridades indiscutibles de cualquier política de salud pública. Cada año se diagnostican en España 30.000 casos de cáncer de pulmón. Más de 22.000 no lo superan. Un diagnóstico precoz habría reducido considerablemente esa cifra. O posiblemente eliminado. Ese compromiso y una política realmente efectiva frente al tabaco son una exigencia urgente e inaplazable.
No deja de llamar la atención el compromiso global, general, de administraciones y ciudadanía con otros tipos de cáncer, frente a la escasa atención que se otorga al que mayor número de víctimas mortales provoca en el mundo. Aquí no hay lazos rosas ni campañas de apoyo institucional, ni se extienden frente a él las mareas solidarias ni se le invoca para aportaciones solidarias y cosas así. Está ahí, pero es más marginal. Quién sabe si por el vínculo con el tabaco y la dificultad de abordar seriamente la limitación de su consumo en tanto es fuente de ingresos fiscales no menor
En la campaña presentada ayer un cuarteto de periodistas, entre ellos el firmante de estas letras, junto a María Rey, Manuel Campo Vidal y Jesús Álvarez, se somete a un cribado y aguarda a conocer su resultado ante la cámara. A través de la verdad de la noticia se revela la importancia de realizarse las pruebas. La noticia de nuestra vida, es la frase de campaña, y juega con el hecho de que alguien que ha dedicado su vida a dar noticias recibe la más importante, saber si tiene o no cáncer de pulmón. Ninguno tiene síntomas, pero cualquiera puede estar desarrollándolo. Y ese conocer, ese buscar el mal antes de que te invada, es lo que puede salvar vidas, es el espacio entre la vida y la muerte. Que esa al final es la cuestión.
En la campaña participa a través de su fundación, Ricky Rubio, el ex de la NBA que perdió a su madre por un cáncer de pulmón, y ha prestado su imagen y su voz, su propia historia íntima y personal, a este esfuerzo por extender esa verdad incuestionable en torno al cáncer más mortífero que existe. El cáncer silencioso. Está ahí. Es solo cuestión de hacérselo mirar.
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