Y volvieron cantando
Un congreso para la impunidad
Solo las sectas se refugian en la impunidad y por aquí algo resopla
Congreso federal con arranque inaugural mañana viernes en el Tribunal Supremo mediando declaración Juan Lobato. Además de las luces que han acompañado a su dilatada historia, el partido socialista no ha podido evitar unas sombras que en no pocas ocasiones le han señalado por el chapoteo en los charcos de la corrupción, especialmente durante sus etapas de gobierno. No es una característica exclusiva del PSOE porque también en el Partido Popular se ha evidenciado un dilatado currículum que sitúa a los dos protagonistas del bipartidismo como primeros responsables de unas malas prácticas que, entre otras cosas dieron con la llegada de la fallida «nueva política» encarnada en Ciudadanos y Podemos, ya saben, estos últimos muy rápidos a la hora de mimetizarse con la denostada «casta». Reconocido esto, tanto en PSOE como en PP siempre ha habido durante las últimas décadas una lógica tendencia cuando llegaban sus congresos nacionales a romper amarras con los nombres y apellidos que habían protagonizado casos de corrupción en la búsqueda de una catarsis que, impostada o no, al menos mostraría un mínimo lavado de cara. Esta es justamente la gran diferencia con lo que se perfila de cara al congreso que los socialistas celebran este fin de semana en Sevilla, epicentro por cierto de cuarenta años de poder en la Junta andaluza con el escándalo de los Eres como imborrable mancha. Este cónclave del PSOE a diferencia de otros que siguieron a los Gal, las «Filesas» y demás escándalos, no solo descarta cualquier mínimo atisbo de autocrítica o mínima reflexión ante el tsunami de presuntas corruptelas con el que se llega a la cita de mañana, sino que amenaza con convertirse en todo un congreso federal de la impunidad.
Siendo cierto que algo más que una mera sombra de corrupción puede gripar lo que se perfilaba como gran operación de relanzamiento en la figura de Pedro Sánchez, todos los indicios apuntan a lo que puede ser la sublimación del viejo recurso de negarlo todo, tirar del ventilador del «y tu más» frente a los adversarios políticos, culpar a los «bulos» de medios no afines y señalar a la extrema derecha en una maniobra desesperada del enroque, donde las exiguas voces críticas acaben arrumbadas frente a la defensa de los Santos Cerdán y lo que el secretario de Organización representa. Solo las sectas se refugian en la impunidad y por aquí algo resopla.