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Cómo Rusia está burlando las sanciones

En un mundo tan interdependiente e interconectado como el actual, los embargos comerciales pueden ser muy complicados de aplicar

Desde hace un año, y como parte de las represalias por la invasión de Ucrania, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Japón han aprobado diversas sanciones contra Rusia: algunas de ellas tienen como propósito impedir su acceso a determinados bienes con alto contenido tecnológico que produce dentro del bloque occidental y que Rusia necesita para seguir creciendo. A pesar de las sanciones, empero, Rusia sigue importando en gran medida tales bienes burlando las sanciones a través de terceros países que actúan como intermediarios.

Tomemos como ejemplo el caso de los semiconductores: el 80% de la producción mundial de este input se concentra en Taiwán, Corea del Sur, Japón, Europa y Estados Unidos. En principio, por tanto, estos países podrían bloquear cuasi por entero las exportaciones de semiconductores a Rusia y, en ese caso, la actividad y el desarrollo de su industria electrónica se verían tremendamente lastradas. Pues bien, aunque las exportaciones de semiconductores desde los países del bloque occidental a Rusia han disminuido durante el último año, Rusia ha conseguido seguir importándolos. Más en particular, hasta 2022, Rusia solía importar anualmente unos 160 millones de dólares en semiconductores desde países como la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido o Japón. En 2022, las importaciones desde estos países cayeron a alrededor de 60 millones de euros. ¿Significa ello que Rusia se ha quedado sin semiconductores? No, ni mucho menos. Por un lado, lo que ha sucedido es que China ha incrementado sus exportaciones de semiconductores a Rusia. Por otro, ha sucedido algo aún más curioso: desde que comenzó la guerra, las exportaciones de semiconductores desde países como Kazajistán, Turquía o Serbia hacia Rusia se han disparado. ¿Y cómo es posible que estos países exporten semiconductores a Rusia si, desde luego, no los producen internamente? Pues porque los importan desde el bloque occidental. Es decir, que Serbia, Kazajistán o Turquía compran muchos más semiconductores a Europa, a Japón o a Estados Unidos que antes de la guerra y se los venden a Rusia.

¿Qué hacer a partir de aquí? Si el bloque occidental opta por sancionar a los países que actúan como intermediarios, el comercio internacional se comenzaría a resquebrajar, pues no sólo habría que sancionarles a ellos, sino a otros países que puedan actuar como intermediarios de los intermediarios. Así que la solución no es sencilla. En un mundo tan interdependiente e interconectado como el actual, los embargos comerciales pueden ser muy complicados de aplicar.