Angel del Río
Sal y quédate a verla
La Semana de Pasión en Madrid no es sólo ésta; también lo fue la pasada. La capital de España vivió su semana de «Pasión Olímpica», que dio comienzo el día en que el Comité de Evaluación del COI hizo su entrada entre palmas jubilosas y muestras de alborozo y puso broche final al tercer día, con la resurrección de la esperanza para 2020, con elevación de las ilusiones hacia el infinito. A lo largo de la semana aparecieron los flageladores de la ilusión olímpica, aquellos dispuestos a azotar las ilusiones colectivas, y también los fariseos de los falsos apoyos, que decían lo contrario de lo que intentaban hacer, y aparecieron también los que se lavaron las manos en el momento del prendimiento a los usuarios del Metro. Estuvieron los escribas a la puerta del templo Euroestars; vimos la última cena en el Palacio de Oriente y rondando los escenarios, algún Judas que no dio la cara. Quizá habría que haberla bautizado como: «Pasión por Madrid», pues de forma apasionada vivimos los madrileños esos días de pruebas de «Selectividad Olímpica», de tal manera que nuestra ilusión por los Juegos de 2020 llegó a impresionar a los miembros del COI y a llevarse la certeza de que ninguna candidatura como la nuestra despertaba tanto apoyo popular. Madrid vivió su semana de «Pasión Olímpica» antes de vivir la auténtica, la de estos días, la religiosa, tradicional, costumbrista, la que aún no es suficientemente conocida y reconocida, y que, sin embargo, en nada tiene que envidiar a otras de atesorado prestigio que se dan en distintos lugares de España. La Semana Santa madrileña se vive en la capital en todo su esplendor, y en la mayoría de los municipios de la Comunidad, como en Chinchón, cuya Pasión viviente cumple 50 años. Cofradías, pasos religiosos de profunda devoción, imaginería del primer nivel, recogimiento y recorridos por lugares de la historia. Semana Santa de Madrid, sal y quédate a verla.
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