Iñaki Zaragüeta
Por encima de todos, la ley
Recuerdo perfectamente los negros presagios que se cernían ante la posibilidad de que los miembros de la Mesa de Herri Batasuna fueran llevada a los tribunales. El caos que se iba a montar si se les juzgaba, mucho más si se les condenaba... ¿Qué sucedió? Que se les juzgó, se les condenó e ingresaron en prisión. Lo mismo con Arnaldo Otegi. Cumplieron condena y salieron en libertad cuando les tocó. ETA fue a menos hasta su agonía. Torres con aire de inasequibles cayeron.
Determinados presuntos delincuentes, léase quienes vulneran las leyes, de Cataluña provocan en mí similares pensamientos. Estoy curado de los anuncios de profetas interesados y adscritos al independentismo. Callarán. Ya hay dos en prisión preventiva, otros buscando como locos los cinco millones de multa, que serán al menos 8,3 millones por culpa de Hacienda, impuestos por los tribunales y, según expertos jurídicos consultados por mi amigo Rogelio, habrá otro en la cárcel, el mayor Trapero. Y no pasará nada. Protestas de cien o doscientos energúmenos durante dos días, que terminarán por cansarse ante el peso legal del Estado de Derecho.
No nos echemos en manos de la divagación. Al Gobierno, a la Justicia, no les va a quedar más remedio que aplicar la Ley como a cualquier ciudadano. Ante este golpe de Estado no caben medias tintas, por más que estuvieran mal acostumbrados. Llevaban años ciscándose en los jueces y sus sentencias hasta creerse impunes. Es la hora de la verdad. El Estado, el Gobierno, la Justicia y, sobre todo, la ciudadanía exigen aplicar las leyes a estos secesionistas como al resto de los ciudadanos. Así es la vida.
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