Crisis del PSOE
«O bipartidismo o nada»
El PP asiste con prudencia al proceso de reconstrucción del PSOE. Con toda la incertidumbre que se respira en el ambiente político, los populares cruzan los dedos para mantener a un «aliado necesario» como los socialistas para los asuntos de mayor calado. Un alivio para Mariano Rajoy está siendo tener como interlocutor a Javier Fernández. Según reconocen fuentes de Génova, ambos líderes, políticos de toda la vida, «hablan el mismo lenguaje, con la boca seca de añoranza de grandes consensos». Y sí, ambos también recelan de los nuevos. De sus modos y de sus ímpetus. No les dan certidumbre. Por eso, y a pesar de sus diferencias ideológicas, Rajoy y Fernández tienden lazos sin necesidad de hablar demasiado. Seguramente, fieles a este planteamiento, por eso tanto populares como socialistas coinciden en una frase: «Esto, si se ponen, lo cierran Mariano Rajoy y Javier Fernández». Y llevan ya un puñado de acuerdos de calado en su haber, como el objetivo de déficit o la subida del salario mínimo.
Igualmente, se confabularon desde el minuto uno para tejer una suerte de red de seguridad frente al influjo de las corrientes populistas. En este empeño cuentan con el apoyo entusiasta de Susana Díaz. Esa red llevó, por ejemplo, a pactar el cupo máximo de subcomisiones en el Congreso de los Diputados, la búsqueda de un pacto educativo, una modificación de la Ley Electoral, la mejora de las condiciones de los autónomos o la reforma de la Justicia, entre otras; pero en ningún caso la apertura del melón constitucional. «No están las cosas como para dar la posibilidad a populistas e independentistas de meter a España en un proceso constituyente en el que se pida tumbar todo», señala un veterano diputado del PP. Con ese pacto cerrado, sin embargo, el PSOE formalizó la solicitud de creación de una subcomisión para cambiar la Carta Magna. En realidad, un brindis al sol, sabiendo que el mero inicio de los trabajos deberá esperar al menos seis meses, y ampliables, por lo que todo indica que la iniciativa se perderá hasta el periodo de sesiones que se Inicie en septiembre de 2017. Lo que demuestra que el PSOE desea tener las cosas claras en su casa antes de aventurarse en una empresa así. Vamos, que los experimentos, con gaseosa.
Curiosamente, no sólo en el Partido Popular alaban el perfil moderado y la experiencia de gestión de Fernández. También lo hace abiertamente Albert Rivera, que ha compartido con él unas cuantas conversaciones telefónicas. «El suyo es un papelón, pero tiene una cabeza muy amueblada», ha llegado a confesar el líder de Ciudadanos. Así, y pese a que el día a día del socialismo tiene despistados a todos, las fuentes monclovitas consultadas coinciden en que «hay que ponerle el camino fácil» al presidente de la gestora, más aún mientras siga volcado en alejarse del «totum revolotum» con populistas e independentistas que presidió la etapa de Pedro Sánchez. Los complejos del sanchismo ante la «extrema izquierda» han desaparecido de Ferraz. El aire que se respira ahora en el cuartel general del PSOE es el del regreso a la socialdemocracia tradicional, aunque todavía tengan pendiente ser capaces de mandar un mensaje contundente sobre sus propuestas, incluido su modelo de Estado, buscando recuperar la centralidad del sistema.
Rajoy ha podido comprobar en sus conversaciones con Fernández que no es un hombre que titubee, aunque esté obligado (por su condición de «jefe accidental») a imponer su impronta en silencio y con prudencia. A ambos dirigentes además los une un dilema que sus entornos resumen con un gráfico: «O bipartidismo o nada». Con todo, pongamos las cosas en su sitio: mientras el PP se juega, como mucho, la reválida a su gestión, el PSOE se juega su futuro y su supervivencia. Ello en un momento en el que algunos siguen a la gresca buscando sacar de aquí y de allá plataformas de militantes exigiendo un Congreso Federal socialista cuanto antes. En Ferraz tienen claro que el socialismo debe recomponerse en torno a un liderazgo sólido, si bien –matizan– «no un liderazgo que aproveche el momento actual de río revuelto para colmar ambiciones personales». Y sí, en torno a esa búsqueda de liderazgo se confirma que, pese a estar todas las miradas puestas en Susana Díaz, el vasco Rodolfo Ares ha empezado a mover sus hilos ante distintos barones territoriales a favor de la «tercera vía» que representa Patxi López.
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