Irene Villa
Legado definitivo
No la conocía en persona pero las redes sociales ofrecen la posibilidad de sentir muy cerca a las personas que sigues. En concreto Instagram, ese ciber mundo interminable en el que las fotos te hacen viajar y los vídeos llamados «stories» de apenas 15 segundos y que duran sólo 24 horas, reflejan la espontaneidad y naturalidad del día a día, hace que te sientas casi parte de la familia de las personas que eliges seguir.
En la misma semana en la que recordamos el asesinato de Gregorio Ordóñez y el primer aniversario del fallecimiento de Bimba Bosé, hemos tenido que decir adiós a la triunfante organizadora de bodas y bloguera gallega Indara Rodríguez.
Gregorio Ordóñez se hartó de ver tantos atentados, sangre derramada, yugo, sufrimiento, fanatismo... Salió en defensa de la libertad, de la vida, y eso le costó la suya. Nacía, con su arrojo y pundonor, el famoso movimiento «Basta Ya». Honestidad y valor fueron sus principales legados. Bimba nos dejó puro arte, creatividad, pasión. Fue un alma elevada que debía emprender vuelo, un ejemplo de exprimir la vida.
Indara, en pleno éxito empresarial, un marido, tres hijos, una admirable actitud ante la vida y sólo 34 años, ha pasado a iluminarnos el camino desde el cielo. La valentía con que afrontó su fragilidad, como aseguran los que tuvieron la suerte de conocerla, son una verdadera inspiración. Pocos días antes ella misma escribía: «un día menos, una diálisis más». Sin duda una esperanza que le hacía seguir adelante y disfrutar de las pequeñas cosas, hasta de la vista de su hospital que le permitía disfrutar del mar. Arrastraba a todos con su energía y su luz.
Como dice su «familia amarilla»: «Indara vivió rápido treinta y cuatro años muy intensos, inspiradores, incansables. Se ha ido sólo después de habernos enseñado a pelear por cada sueño, a no ver obstáculos en el camino, a reírnos de la mala suerte y a exprimir cada día como si fuera el último. Ha conseguido todo. Todo, y más. Hasta dejar un legado definitivo».