Reforma constitucional
La quita del Mosso
Cataluña cada día tiene su historia. La de ayer era si había que hacer una quita o no. La quita, en este caso, sería que el Estado perdone parte de la deuda que la Comunidad Autónoma tiene con él. Según los datos del Banco de España de 2016, la deuda pública catalana asciende a 75.098 millones de euros. La Administración central le ha inyectado algo más de 68.500 millones a través del plan de pago a proveedores, del fondo de liquidez autonómica y de otros préstamos, todos ellos a unos tipos de interés más bajos que los de mercado. De hecho, el 90% de la deuda financiera total de Cataluña es con el Estado. Cuando yo estudiaba, la quita se hacía a los países del Tercer Mundo que no la podía pagar, pero ya se ve que la panda de golfos que han gobernado Cataluña ha convertido esta Comunidad Autónoma en un erial.
El caso es que esto de la quita provocó otra fiesta. Y fue en casa del PSOE. Su Secretario de Organización, José Luis Ábalos, planteó el martes que el Estado podría hacer una quita a Cataluña. Lo dijo como si fuera una cosa suya, como si le acabara de ocurrir. Pero Ábalos es un hombre de acción y, aunque diga que habla a título personal, no dice las cosas así como así. De hecho estas declaraciones las hizo ante los medios; y nada menos que tras la reunión que había mantenido la comisión permanente de la Ejecutiva.
Los expertos en la cosa de Ferraz me dicen que estas manifestaciones hay que situarlas en la resaca de la firma de hace tres días, la Declaración de Barcelona. En aquel texto, firmado por Sánchez e Iceta, PSOE y PSC hacían encaje de bolillos para proponer soluciones políticas y negociadas a la crisis territorial de Cataluña.
Naturalmente, Sánchez e Iceta siguen pensando que la situación que se vive en Cataluña es culpa de Rajoy y que, por tanto, hay que seguir tomando medidas originales que se integren en esa «agenda superadora de la situación actual». Nada que nos sorprenda. Lo llamativo ha sido lo ocurrido después. La portavoz de Grupo Socialista, Margarita Robles, entró en escena para decir que lo dicho por Ábalos era una «opinión personal», pero en absoluto del partido. Y tras sus palabras, faltó tiempo para que el Gobierno andaluz, el valenciano y el portavoz de la Ejecutiva federal se se sumaran a las tesis de Robles. Quizá el problema es que como los socialistas quieren transmitir un «mensaje de esperanza» a los catalanes, no saben muy bien por donde tirar, si por la quita o por el pon.
El que sí lo tiene claro es Pere Soler, el nuevo director de los Mossos, que escribió en Twitter sobre el referéndum: «Espero que nos vayamos ya, porque me dais pena todos los españoles». Lo escribió el 23 de octubre de 2016 después de que el comité federal al PSOE decidiera abstenerse en la investidura de Rajoy. Pero como el PSOE está ahora en otra fase –la del quita y pon- se integre en su debate y dejemos de darle pena. Siempre, eso seguro, de que sigamos poniendo la pasta que los de su partido se llevaron.
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