Francisco Nieva
La pintura
A la par que Italia, España es una primera potencia pictórica en todo el complejo europeo. Velázquez, El Greco, Goya, Picasso, Dalí... han conmovido la estética temporal del mundo civilizado. Han sido como pasos adelante en la capacidad visionaria e intelectual del planeta. Somos inmensamente ricos en pintura y, sin embargo, el coleccionismo en España ha sido casi siempre muy bajo, la casa de Alba es una excepción. Ya se lo dijo Miguel Ángel a su discípulo Berruguete. –«Si te vuelves a España, lo que no te compre la Iglesia no lo harán los particulares». Y así ha sido desde entonces. Conozco muy poca gente que tenga una buena pintura en su casa. Para casi todos, la gran pintura es propiedad y amenidad de los museos. El Prado es un bien universal, un inapreciable tesoro, por su incalculable variedad y sus cimas emocionales. El Reina Sofía y el Thyssen demuestran casi una extrema saturación.
Pero en mi familia de terratenientes ricos, ni una sola pintura de precio, nada de lo que yo hubiera podido heredar como legado cultural, excepto libros, muchos libros. ¡Menos mal! Mis padres eran grandes admiradores de pintura y me trasmitieron su decantado gusto y afición. Enseguida me llevaron al Prado y mi infancia y mi juventud han estado de sobra saturadas en imaginería pictórica. Yo mismo quise ser pintor. Puedo decir que fracasé, pero solo temporalmente. Más adelante me convertí en un visionario dibujante, al servicio de mi principal afición, que era la literatura dramática y el teatro en su fase profesional, la escenografía, el figurinismo... El Museo del Teatro de Almagro conserva una gran parte de mi obra gráfica.
Para la disciplina del director teatral es imprescindible una buena educación plástica. Hoy por hoy, Valle-Inclán es el dramaturgo moderno más determinado por la plástica, que pinta con la palabra, que, en todo momento, suscita la imaginación figurativa del lector. Don Ramón era un gran aficionado al cine, y se hubiera sentido feliz de conocer las películas recientes de Polanski, ante el alarde pictórico del hoy gran director. Aconsejo ver «Oliver Twist» para comprobarlo y felicitarnos con su imaginería, de un refinamiento solo comparable a Fellini. El Fellini monumental de «La nave va», de «Amarcord»... De lo que se infiere que una imagen dice más que mil palabras. Su plástica es toda espectáculo integral. No se va muy lejos en teatro si no se cuenta con el espectáculo visual. Al arte de la pintura le debemos la visualización material del espíritu humano, desde Altamira a Juan Gris. Y vale por hoy.
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