Alfonso Ussía
¿Está o estaba?
Diana López, hermana del preso político venezolano Leopoldo López, ha explicado la situación presidiaria de su hermano. «Leopoldo no está preso en una cárcel. Está encerrado en una cárcel dentro de otra cárcel. Y está encerrado en una mazmorra de la cárcel que hay en el interior de la otra cárcel». Nadie se cree el vídeo del presumible Leopoldo López confirmando que está vivo. Su rostro borroso, su cuerpo musculado mucho más atlético que el del último Leopoldo de verdad que fue visto treinta días atrás. La voz, más aguda que la suya. Diana su hermana nos ha explicado las condiciones de extrema crueldad en las que está su hermano. Y mi pregunta no puede ser otra. ¿En las que está o en las que estaba? Ni su mujer, Lilian Tintori, ni su abogado, ni la presión –todavía ridícula– internacional, han conseguido que Leopoldo López sea visto. Corren rumores de un Leopoldo López abandonando sin señales vitales en una ambulancia la prisión de prisiones de Ramo Verde con rumbo al Hospital Militar. Pero tampoco saben nada de Leopoldo López en ese hospital dirigido por médicos cubanos. Hay cubanos por todas partes en Venezuela. Francotiradores, soldados y guardias de la Policía Nacional Bolivariana, centenares de motoristas y matones armados en el Fuerte Tiuna. Todo eso se ve. Como se ha visto a los sicarios de Maduro rematando en el suelo a los dos últimos asesinados por la brutalidad de la tiranía. Ender Lugo Pérez y Miguel Medina. Como se ha visto la tanqueta atropellando a civiles desarmados, dejando un cadáver entre sus ruedas. Como se han visto en el suelo los primeros monumentos dedicados a Chávez entre la alegría de los manifestantes, imágenes que me han recordado la caída de Sadam Hussein de bronce y de los Lenin de bronce en las naciones liberadas del comunismo... Y también, pensando en Maduro y Cilia Flores, en el canalla de Diosdado Cabello el gran narcotraficante,y en el entorno más íntimo y cerrado del tirano comunista, he recordado paso a paso el proceso de la detención, el juicio y el fusilamiento, por asesinar a un pueblo, de Nicolas Ceaucescu y su mujer Elena, la gran puta del coño de cianuro.
No creo que Maduro y Cabello hayan sido tan torpes como para haber eliminado al dirigente de la oposición democrática preso en la mazmorra de la cárcel de la prisión de Ramo Verde. Si lo han hecho, los cobardes mandatarios del mundo occidental no tendrán más remedio que reaccionar, Rajoy incluído. De cualquier manera, con Leopoldo vivo o Leopoldo desaparecido, la situación social en Venezuela ha superado el límite que impide el retorno a la normalidad. Un país hambriento con sus tiranos millonarios, no deja caer sus brazos. Cuba puede ayudar con asesinos, rifles y balas, pero no más. Cuba puede ser la siguiente. Ya se ha visto a guardias de la Policía Nacional Bolivariana caminando al lado de los manifestantes. Ya se han oído las quejas de muchos dirigentes bolivarianos que se desmarcan de los criminales de Miraflores.
La Cruz Roja Internacional pregunta por Leopoldo López, pero tampoco obtiene respuesta. En los informativos de las cadenas de televisión públicas y privadas de España, se concede más importancia a las urnas que Puigdemont no va a poder comprar que a los muertos en las calles de las ciudades venezolanas. Podemos está muy presente en las redacciones de los informativos. El gran problema de los tiranos de hoy es que todo se graba, y se difunde al segundo a miles de millones de personas. Y hemos visto mucho de lo que pasa en Venezuela, pero no todo.
Y dentro de ese todo que nos ocultan, queremos saber dónde se halla Leopoldo López. Si está o si estaba. Si vive o ha sido asesinado. Y queremos saber, en la terrible opción segunda, cual será la reacción del mundo occidental, Rajoy incluído, contra los criminales.
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