El buen salvaje

Un bote de Colón

A Colón le han perdido el respeto los mismos que dicen estudiarlo y admirarlo

El almirante que descubrió América es ya un símbolo pop al que Warhol habría hecho famoso si fuera de su órbita cultural, como el dólar, pero Cristóbal Colón se quedó como un señor con peluca y las piernas al aire con unas medias de señora, más cerca del Fernando Fernán-Gómez de «La venganza de Don Mendo» («y el no llegar da dolor/pues indicas que mal tasas /y eres del otro deudor/ más ¡ay de ti si te pasas!, ¡si te pasas, es peor!») que de Brad Pitt. Si Colón fuese de procedencia estadounidense, Marlon Brando le daría un póster, medio loco, como en «Apocalipsis Now», o sería un hombre dios retratado en la hamaca por John Ford. Nadie se atrevería a derribar una estauta de Marlon Brando, un señor guapo que acabó tan gordo como cualquier votante de Kentucky o Alabama. Lo más cerca que estuvo el descubridor de pisar el Olimpo moderno fue con el bote de Colón de Alaska, y encima se refería a un detergente, por aquello de blaquearle sería.

El documental que el pasado sábado emitió Televisión Española rubrica la idea que les traigo: a Colón le han perdido el respeto los mismos que dicen estudiarlo y admirarlo. Lo han convertido en un meme. Muy contemporáneo y, por tanto, moldeable, como el Joker, que puede matar y cantar incluso a la vez. La peregrina idea de que fuese judío sefardí se sostenía en unas pruebas tan refutables que parecían los indicios con los que Lidia Lozano mató a la hija de Romina Power y Albano y por lo que todavía llora de vez en cuando en televisión. Pareció raro que la televisión pública se metiera en esa selva de donde no se sale vivo si no es en compañía india. Hasta Tarzán se hacía acompañar por las gentes del lugar, además de por Chita. Pero es que Colón iba con los votos de los «países catalanes» y con eso solo se llega a Waterloo pero no a La Española o al lugar de los hechos. Que sea o no judío sefardí, por otra parte, no cambia nada la hazaña. El forense responsable del estudio nos contó un cuento «fake» con huesos adelantados de Halloween. Por lo menos no salieron fosas comunes.