Tribuna

Alhucemas

La celebración del centenario del desembarco de Alhucemas debería recoger actos conmemorativos conjuntos de España, Francia y Marruecos, organizados por España, pero en conjunción con los otros dos países

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Al Hoceima, o campo de lavandas, es la bahía de Alhucemas donde el 8 de septiembre de 1925 tuvo lugar la operación aeronaval de desembarco hispanofrancés con la finalidad de derrotar al ejército de la República Independiente del Rif organizada por los hermanos Abd el Krim, uno, ingeniero de minas formado en Madrid, y el más conocido, formado en derecho en Fez y en la Universidad de Salamanca, que estaban en abierta rebeldía contra el sultán de Marruecos Mulay Yusuf, bisabuelo de Mohamed VI, para conseguir la independencia del norte de Marruecos.

El desembarco fue decidido en entrevista entre el mariscal Philippe Pétain y el general Miguel Primo de Rivera en Algeciras el 21 de agosto de 1925. Naturalmente, la preparación se realizó mucho antes sobre los planes de desembarco que disponía la Comandancia General de Melilla y que renovaba periódicamente. El grupo aeronaval fue organizado por las dos naciones pero la fuerza de desembarco fue solo española, con Infantería de Marina y fuerzas del Ejército de Tierra.

La entrevista se realizó después del ataque de Abd el Krim a puestos franceses a lo largo del río Uarga, límite de los dos protectorados, entre abril y julio de 1925, causando más de 6.000 muertos, un gran estupor en París y el cese del Comisario General francés. En la retirada de Annual y el desplome de la Comandancia General de Melilla, se sufrió 5.000 soldados muertos en combate, 5.000 asesinados una vez rendidos y 3.000 rifeños muertos en combate, leales a España.

La operación fue un éxito desde las acciones de decepción, engaño, sobre el lugar de desembarco hasta las realizadas por los dos grupos de desembarco de Ceuta y Melilla, las dos columnas terrestres enviadas desde las dos ciudades, harkas de cabilas leales y las mehalas jalifianas, tropas marroquíes del Jalifa, delegado del sultán en Tetuán, capital del protectorado español.

A la operación de desembarco se unieron, desde la zona del protectorado francés, dos grupos de combate y una brigada marroquí, que había luchado en Europa durante la I Guerra Mundial, una fuerza similar a la desplegada por España. A pesar de la superioridad numérica, aunque no en armamento que el ejército rifeño había conseguido en Europa, las acciones combinadas hispanofrancesas tuvieron que emplearse a fondo para conseguir la derrota del bien entrenado ejército de Abd el Krim, más de un año después.

Perseguido Abd el Krim por unidades de la Legión, al ser detectado su Cuartel General por aviones de reconocimiento españoles, se entregó a un destacamento francés y terminó preso en la isla de Reunión en el Pacífico francés.

A primeros de 1927, el Majzen, gobierno del sultán, pudo respirar tranquilo tras la disolución de la República Independiente del Rif, la derrota de su ejército y la vuelta a la normalidad en los dos protectorados. Con ello finalizaba la etapa de guerra en el Rif del protectorado español y empezaba un largo y fructífero período de 30 años de acción protectora de España en educación, formación profesional, infraestructuras, sanidad, seguridad, administración, aduanas, fronteras que permaneció hasta la creación del Estado de Marruecos en 1957, para España. Oficiales españoles continuaron en las Fuerzas Reales Marroquíes hasta 1962.

El protectorado español nació como «Zona de influencia española del protectorado francés del Marruecos» y así continuó hasta la I Guerra Mundial, durante la cual España cambió su nombre. Efectivamente, la participación española se gestó en las conversaciones entre Francia y Gran Bretaña y por insistencia de ésta última para evitar que Francia controlara todo el norte de Marruecos e influyera en el Estrecho de Gibraltar. La razón es que desde Ceuta y Melilla España podía ejercer su acción en el protectorado con facilidad. Francia, por su parte, estaba encantada de quitarse el peso de la Yebala y el Rif, una zona árida, sin agua y sin recursos. Esto desmonta por sí solo todos los argumentos en el sentido de que España después del desastre de 1898 buscaba en el norte de Marruecos dónde recuperar el prestigio perdido.

En definitiva, la guerra del Rif no fue contra Marruecos sino a favor del sultán para derrotar al ejército rebelde de Abd el Krim que se había levantado para lograr la independencia. España y Francia, como naciones protectoras en sus respectivos protectorados, tenían bajo su responsabilidad la seguridad, policía y defensa y tuvieron que actuar en consecuencia.

Por ello, la celebración del centenario del desembarco de Alhucemas debería recoger actos conmemorativos conjuntos de España, Francia y Marruecos, organizados por España, pero en conjunción con los otros dos países. Marruecos debería estar agradecido y desde luego coadyuvar a la realización de los actos.

Luis Feliu Bernárdezes general de brigada retirado. De la Academia de las Ciencias y las Artes Militares.