El Trípode del domingo

50 años de Can Cerdà, el «Lourdes catalán»

Aquel 8 de noviembre de 1974, Josefina «Pepita» Pugés, vecina del barrio de Horta en la ciudad de Barcelona, tuvo una revelación de la Virgen María que le indicó fuera a un lugar «que pensaba bendecir»

Anteayer se cumplieron 50 años de unas «presuntas» apariciones de la Virgen de Lourdes en el paraje de Can Cerdà, en plena sierra de Collserola, próximo al Tibidabo y perteneciente a Cerdanyola del Vallés, que aporta indicios sobrados como para –cuando menos– exigir una investigación rigurosa acerca de lo sucedido. Aquel 8 de noviembre de 1974, Josefina «Pepita» Pugés, una sencilla mujer de 54 años casada y madre de dos hijos, vecina del barrio de Horta en la ciudad de Barcelona, tuvo una revelación de la Virgen María que le indicó fuera a un lugar (Can Cerdà) «que pensaba bendecir». Se desplazó allí, cuando al cabo de un rato sintió que la llamaban y al girarse La vio sobre un árbol caído, indicándole que volviera allí a rezar el día 11 de cada mes. Así, tres días después, catorce personas se reunían allí observando que Pepita se desplomaba y al reincorporarse mirando fijamente al árbol caído, parecía repetir en catalán «Soy la Virgen de Lourdes». En 1975 bendijo una fuente diciendo que «ese agua curaría el alma y el cuerpo… Soy la Virgen de Lourdes que ha venido a bendeciros… Aquí hallaréis la paz y el refugio de mi Corazón Inmaculado… Hijos míos, cuando haya Santuario será el refugio de pecadores y desamparados…». Estos sucesos despertaron una creciente expectación que tuvo un momento álgido dos años después en marzo de 1976 cuando Radio Barcelona envió una unidad móvil para una retransmisión en directo que supuso que TVE emitiera un programa especial para el Informe Semanal el 11 de marzo. La consecuencia fue que el 11 de abril se desbordara el lugar con miles de personas, y centenares de coches y autocares que colapsaron la circulación durante horas. Poco después el Arzobispado de Barcelona y el párroco de Cerdanyola se expresaban en sentido contrario respecto al origen sobrenatural de lo sucedido y se le pidió a Pepita que no volviera al lugar, lo que ella aceptó hasta su fallecimiento en 1978. Pero en 1986 el mismo Arzobispado aprobó la creación de una capilla que fue solemnemente bendecida por el obispo auxiliar de Barcelona la fiesta de la Virgen de Lourdes, el 11 de febrero de 2001, concelebrando la primera misa. La Fundación creada en 1986 para gestionar el mantenimiento y actividad del recinto, parece se ha desentendido de su misión lo que ha motivado la crítica pública de un grupo de devotos de Can Cerdà acusándola de «haber abandonado el recinto, sin cuidado alguno, (…), además el terreno donde se encuentra el manantial de agua está destrozado y la fuente de agua continúa cerrada desde hace años». Grave y lamentable.