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ETA

Modelos de ocio

Otegi viene de indignarse por el escándalo de los homenajes a pistoleros. Pero no porque desapruebe el culto al crimen, sino porque las víctimas no se conforman con morirse

Arnaldo Otegi ha lamentado los incidentes callejeros en el País Vasco, que achaca al modelo de «ocio neoliberal». Qué estupendo, tener cubierto el apartado de enemigos multiusos. Del Estado español al candado del 78, pasando por Franco y siguiendo por el nihilismo de los enemigos del Gran Lebowski, no hay conflicto, altercado, movidón, polémica o injusticia para la que Otegi no encuentre un responsable más o menos plenipotenciario o monolítico. Por contra siempre le costó más detectar culpas cuando hablamos de niños despedazados por bombas y/o de policías y militares despachados mediante un patriótico agujero en el occipucio. Incluso el mejor de los videntes tiene sus noches tontas, tarareando esbeltas melodías en honor de unos terroristas fugados. Sus tardes de disculpar matanzas en nombre del mitológico conflicto, que todo lo lava. Sus mañanas de ongi etorri para saludar, welcome, a un puñado de asesinos. Para nuestro fino guerrillero, conectado al cordón umbilical del pueblo, los contenedores quemados y los choques con la policía son fruto del «nihilismo existencialista que se ha impuesto a través del neoliberalismo, de ese modelo de ocio que necesita del consumo de determinadas sustancias alcohólicas o de otro tipo, del modelo policial, de la falta de futuro de los jóvenes». «Después», añade grave, «hablamos del odio».

El odio es una especialidad del mundo político del que proviene. Un lema de vida trocado en cartelera multicultural y buen rollo gracias a la españolísima buena prensa de la que goza la xenofobia y el prestigio de una ideología tan primitiva como el nacionalismo, con cuyas mil variantes estamos obligados a entendernos, del ramal asesino que epitomiza Otegi a la versión supremacista de ERC. Otegi viene de indignarse por el escándalo de los homenajes a pistoleros. Pero no porque desapruebe el culto al crimen, sino porque las víctimas no se conforman con morirse. Encima, hay que joderse, sus herederos reclaman el monopolio del dolor y las lágrimas. Con lo mucho que sufren Otegi y cia., no hay más que verlos, pobres, cada día más aislados políticamente en un país que no tolera el modelo de ocio (forense) de EH Bildu. Ja.