Armada
Otros veraneos: el «Vigía» en el Golfo de Guinea
Cumpliendo una misión poco conocida de nuestra Armada, protege desde 2010 la presencia de pesqueros españoles en los caladeros del Golfo de Guinea y otros buques
«Navegando con proa firme y moral alta a 350 millas al sureste de Costa de Marfil» indicará su posición el Comandante del patrullero de altura «Vigía», Capitán de Corbeta García Monge.
Cumpliendo una misión poco conocida de nuestra Armada, protege desde 2010 la presencia de pesqueros españoles en los caladeros del Golfo de Guinea y otros buques de vinculación nacional como petroleros o mercantes. No hay que olvidar, recuerda, «que el Golfo de Guinea es una importante zona de origen para el transporte de recursos energéticos dirigidos a España». La operación la dirige el Mando de Operaciones (CMOPS) que coordina sus actividades de cooperación militar y apoyo a la diplomacia en puerto y delega su conducción, en el Mando Operativo Marítimo (CMOM) para actividades de vigilancia marítima. Cada cuatro horas este CMOM actualiza la situación de petroleros, mercantes y pequeros en la zona.
En resumen: misión clara de seguridad marítima, especialmente dirigida a intereses españoles en el área.
El «Vigía» salió el pasado 19 de junio de la base gaditana de Puntales con una dotación de 44 hombres y 6 mujeres entre ellos 7 Infantes de Marina para implementar su seguridad, 1 instructor de buceo y una traductora de francés, idioma que domina en la zona. Regresarán, Dios mediante, el 17 de Octubre tras cuatro meses de misión: 89 días de mar, 34 en puerto. Los previstos: Nuadibú en Mauritania, Lomé en Togo, Lagos en Nigeria, Point Noire en la República del Congo, Luanda en Angola y Dakar en Senegal. Siempre digo que las Fuerzas Armadas son buen lugar para estudiar geografía.
Su barco, 1.200 toneladas, 68 metros de eslora y 10 de manga, construido en Ferrol hace 28 años, fue diseñado para navegar en alta mar durante períodos prolongados de tiempo respondiendo a jornadas de mar gruesa sin pérdida significativa de sus capacidades, lo que demostró allá por Terranova en la «guerra del Fletán» en 1995. «Doy fe que cumple el propósito para el que fue diseñado». Desde su entrada en servicio ha navegado más de 424.000 millas equivalentes a 30 vueltas al mundo; 8 años en la mar. «Un gran barco, siempre marinero y noble» dirá de él, su Comandante, que destaca entre sus características la cubierta de vuelo, desahogo esencial para prácticas deportivas, en un espacio tan constreñido.
La vida a bordo, como la de todo buque de la Armada, está marcada por su régimen de guardias de mar. Tres en este caso lo que conlleva que la dotación se divide en otras tantas guardias. Durante la noche relevos de cada cuatro horas, café recién hecho y sencillo tentempié preparado por el personal de cocina, una gente en general querida y valorada a bordo. Durante el fin de semana se altera el horario con la pretensión de «romper la rutina» y se aprovecha para organizar barbacoas o paellas a bordo.
Más que interesante su descripción de las visitas, especialmente a pesqueros españoles. Tras constatar que éstos están siempre bien informados de la situación en la zona y que nunca desatienden a su radio, se alegran enormemente de estos contactos que compensan con hospitalidad. No solo es alto el nivel de monitorización de nuestros buques de la Armada, sino eficaz la labor de difusión de información que hace el COVAM (Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima) ubicado en Cartagena. «Allá donde he visitado a un patrón español siempre he recibido su agradecimiento y un profundo sentimiento de compañerismo que no he encontrado en tierra firme»; «considero que no hay nada mejor que estas visitas para hacer partícipes y conocedores a mis hombres y mujeres, de lo importante de nuestra misión», resume García Monge.
Tratamos de las familias que pierden a sus seres queridos durante estos días de verano. Ellas prefieren que despleguemos en otras épocas; pero nosotros sabemos que ahora encuentran más arropo familiar y de amigos y se les puede hacer más llevadera la separación. Tenemos además unos sistemas de comunicación «que jamás soñaron los que nos precedieron». Y cuando pregunto por «la soledad del mando» responde que «lejos de ser un tópico muy recurrente, es la realidad del día a día». Se apoya en un término taurino atribuido a Belmonte: «parar, templar y mandar» que completa como líder, en la necesidad de «dar a cada uno su espacio», su responsabilidad, su importante papel en el conjunto que forma la dotación.
Testimonio necesariamente resumido de unos miembros de nuestra Armada que sirven, callada y discretamente a España en alejados mares; que consideran su mejor premio el abrazo del pescador gallego o andaluz al que socorren o simplemente arropan bajo nuestra misma Bandera.
¡Feliz verano dotación del «Vigía»!
Luis Alejandre, es general (r).
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