Patrona de Madrid
Voto de la Villa de Madrid a la Virgen de la Almudena
Las peticiones del alcalde de la capital a la patrona de la capital, rogándole por la protección y bienestar de la ciudad y sus habitantes
Señora, un año más, fieles como siempre a la cita, los madrileños volvemos los ojos a este lugar donde antaño se alzaba la muralla de la ciudad para reclamar tu protección, renovar nuestro voto y celebrar la memoria de nuestra patrona, Santa María de la Almudena.
Corporación municipal, autoridades civiles y dignidades eclesiásticas nos hallamos hoy congregados aquí, a tus pies, Señora; y lo hacemos en representación del pueblo de Madrid, que ha mantenido durante siglos encendida la vela de la devoción a su Madre en filial agradecimiento por tantas gracias concedidas, tanta protección otorgada, tantas maternales atenciones desde que, en el año 1085, reaparecisteis milagrosamente en esta muralla tras la reconquista definitiva de la ciudad.
Como reza el himno de la Almudena que hoy resuena en toda la ciudad: «Tu que estuviste oculta en los muros de este querido y viejo Madrid, hoy resplandeces ante tu pueblo, que te venera y espera en ti».
Y venimos aquí, al corazón de esta gran ciudad -a nuestra catedral, tu casa- «Juntos en esperanza», como reza el lema escogido por la archidiócesis para la celebración de este año.
Y, en efecto, esta virtud -la esperanza- resume en una sola palabra la fuerza que inspira todas las actividades humanas que tejen la vida en una ciudad que avanza unida a hacia su futuro. La esperanza nos defiende contra el desaliento, nos sostiene cuando desfallecemos, nos protege del egoísmo y nos ensancha el corazón para cambiar con valentía lo que debe ser cambiado y para conservar con fidelidad lo que debe ser conservado.
Muchas veces la historia demuestra que, en verdad, es la esperanza lo que nos hace invencibles -como personas, como ciudad- porque de ella viene la fuerza para no darnos por vencidos. Por eso es tan importante elegir bien dónde pone uno la esperanza.
Pues bien, Señora, esta ciudad -unida por el paso de los siglos a ti, su protectora, su muralla, como indica tu nombre- sabe que sus esperanzas nunca serán defraudadas precisamente porque las cifra en ti, Esperanza nuestra, Madre de la Almudena.
Y animados por esta confianza, como han hecho nuestros antepasados desde siempre, en el acto de renovación del Voto de la Villa ante Vuestra imagen, Os ruego en nombre de todos los madrileños:
Que acompañes y ampares, en primer lugar, a todas las personas que han visto como las recientes riadas en Valencia y en otras partes del Levante y del sur de España se han cobrado la vida de sus seres queridos. Que les confortes en este momento tan triste; que sientan el aliento, el cariño y la ayuda de todo el país y especialmente de su capital, en este momento de dura prueba para aquella tierra que Madrid siente tan cercana y tan querida.
Que sostengas y guardes a las familias madrileñas, para que sean ejemplo de unidad y lugar de encuentro de todos los que se acerquen a ellas.
Que protejas y ayudes a la Familia Real, especialmente a Su Majestad Felipe VI que ha cumplido este año su primera década al frente de la Jefatura del Estado. Para que siga siendo fiel al mandato que le encomienda la Constitución y ejerza su papel como símbolo de la unidad de todos los españoles y de la permanencia de nuestra patria y nuestras instituciones.
Que nos libréis de disputas estériles que nos hacen malgastar nuestras energías, nos distraen de seguir trabajando por una ciudad más próspera, más solidaria y más justa.
Que jamás olvidemos nuestra más grave obligación: la atención a las necesidades de los más débiles y los más desfavorecidos de manera que los que menos tienen sean el objeto preferencial de nuestros desvelos.
Que cuidéis especialmente de nuestros mayores, para que nunca les falte el respeto y la gratitud que se merecen por toda una vida dedicada a trabajar por los suyos y por esta ciudad de Madrid.
Que desde nuestra condición de urbe global nunca olvidemos los campos de España ni el medio rural, reserva de nuestras tradiciones y base de nuestra riqueza como nación.
Que Madrid nunca pierda la sonrisa sincera, el abrazo acogedor con el que recibimos a todos. Que nunca olvidemos nuestras grandes señas de identidad: la alegría, las ganas de trabajar, las ganas de disfrutar y de emprender cosas nuevas.
Que se preserven los destinos de España y que esta ciudad, su capital, siga encarnando su variedad y unidad; que seamos un lugar amable para todos, un lugar vivo que crece, que cuida de los suyos y que tiene presente en todo momento su deber de servicio al resto de los españoles, con humildad y generosidad constantes.
Y que a quienes tenemos la responsabilidad de gobernar, a mí el primero, nos recordéis todos los días la palabra de vuestro Hijo: «bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados Hijos de Dios».
Que así sea.
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