Perfil
Radiografía de Begoña Villacís: la campaña de una «heroína de cómic» huérfana de partido
Este 28-M decidirá si Ciudadanos tiene o no futuro, y esa responsabilidad recae en la marca personal de Villacís
Ya son dos los carteles los que, en lo que va de campaña electoral, han cubierto la fachada de la sede de Ciudadanos, situada en la madrileña calle Alcalá. En ninguno de los dos ha destacado la marca naranja, ni siquiera el lema de campaña. Ambos, como cabía esperar, han estado centrados en la última bala que le queda al partido para continuar con vida, Begoña Villacís. Ella es, ahora, el último acicate de una formación política que ha visto cómo muchos de sus miembros han cambiado de color de cara a estas elecciones, y que en el resto de España su presencia ha caído de estar en la cúpula a ser testimonial. Pero Villacís continúa fiel, lo cual puede ser un as en la manga para que Ciudadanos se aferre al Ayuntamiento de Madrid, al menos, cuatro años más. Y es que la actual vicealcaldesa es, tal como señala a La Razón el profesor de Ciencias Políticas Pablo Simón, «la segunda candidata al ayuntamiento mejor valorada por el electorado, con un 4,5, justo por detrás de José Luis Martínez-Almeida». Insiste, así, en que «Ciudadanos se juega su continuidad como partido en el hecho de que Begoña Villacís consiga o no representación en el Ayuntamiento, y para ello debe activar el voto de los indecisos».
Por su parte, el politólogo Eduardo Bayón confirma que, en este 28-M, «tiene por delante un papel muy difícil». «A su favor juega que, entre los ciudadanos tiene un alto nivel de conocimiento, ya que es la actual vicealcaldesa y durante los últimos cuatro años ha contado con esa visibilidad», explica. Sin embargo, «va a tener que enfrentarse ella sola a la casi totalidad de desaparición de su partido, al menos a nivel autonómico». Esta desintegración, recuerda Bayón, va acompañada, además, «por el fichaje de cargos que estaban en sus filas por parte del PP».
En este contexto, Bayón ve con buenos ojos que se lleve a cabo una campaña «centrada en su marca personal, en que la gente confíe en ella, porque la marca del partido está totalmente devaluada». Ya no tiene, considera este experto, «ningún tipo de efecto positivo» ante la ciudadanía. Pero, además de centrarse en la figura de Villacís, considera que la propuesta de esta debe centrarse en ser «decisiva donde otros no lo sean, especialmente si lo que se tiene es el objetivo de retener algo de voto moderado». En cualquier caso, «va a ser una campaña muy difícil en ese plano, porque, igual que ya le pasó a Ciudadanos en las autonómicas de 2021, en Madrid tienen, precisamente por haber gobernado con el PP, bastante difícil construir un discurso» que les diferencie de los populares. Y no para «hacer algo opuesto», sino para «conseguir ser lo suficientemente diferentes para retener a los votantes que ahora mismo tienen dudas». La cuestión, asevera, «es si la figura Villacis tiene la suficiente fuerza como para conseguir todo esto por sí sola».
Para Gabriela Ortega, directora de Estrategia en la Institución Educativa de Análisis, Liderazgo, Estudios Políticos y Humanismo (ALEPH), uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta Villacís de cara a las elecciones es, precisamente, que «da un poco la sensación de que están al borde del abismo». En este marco, en el que el votante se puede preguntar si tiene sentido o no darle su papeleta a Ciudadanos, Villacís «tiene sus hombros el peso de lograr el 5% que les permita entrar al Ayuntamiento, porque si no, directamente, desaparecen».
Además, para Ortega la exposición que ha tenido la candidata durante los últimos cuatro años no ha jugado siempre en su favor. «Parte casi de cero, como si fuera la primera vez que se presenta a las elecciones», dice. Y esto es, en parte, «al hecho de que Isabel Díaz Ayuso la haya señalado directamente, ni siquiera el PP, y le haya puesto cualidades como la de no haber permitido la gobernabilidad». Esto, subraya, hace que «tengan casi un halo de traidores, de no ser transparentes». Es, por ello «un escenario bastante difícil, casi como si se tratase de un candidato nuevo, pero con el arrastre de haber participado en algo no muy limpio, ya que Ciudadanos tampoco ha sabido salir a desmentir estas acusaciones ni a posicionarse en otra línea».
Como candidata, sin embargo, Ortega sí que le encuentra muchos aspectos positivos. «Su punto fuerte es que tiene experiencia tanto en campaña electoral como en la gestión de Madrid, y estas son fortalezas que puede aprovechar». Además, señala que «en Madrid capital la estructura como partido no se ha desmoronado tanto como en otros sitios», aunque «lo cierto es que los puntos débiles van más asociados al partido que a ella como candidata». Y es que, a pesar de que ella misma asegurase que la desbandada de sus filas al PP la han protagonizado perfiles que no iban a formar parte de sus listas –y de que Madrid es, a pesar de todo, la ciudad donde menos se ha producido esto–, para Ortega «es indudable que esto les ha hecho daño de cara a las elecciones», aunque «ha herido directamente a las siglas del partido como tal, no tanto a la candidata, que dentro de las propuestas al Ayuntamiento de Madrid me parece de las mejores». Begoña Villacís es, en definitiva, «una buena candidata, una buena política que maneja muy bien la oratoria, que sabe aprovechar los mensajes, la narrativa y la comunicación», y, al mismo tiempo, «sabe de políticas públicas y tiene experiencia real en la administración». De hecho, Ortega asegura que no cree que el perfil de la actual vicealcaldesa «tenga puntos débiles» más allá del «lastre que supone el partido y su historia», el cual «ha pasado de estar en la cúpula a prácticamente obligarla a hacer una campaña de heroína de cómic en Madrid».
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