Gastronomía
Planes de buen comer para cortar la semana en Madrid
Nos apuntamos a la Ronda Castiza organizada en la Plaza de la Paja
Llegado el ecuador de la semana, vamos a revelar algunos planes gastronómicos que evitan poner un pie en casa tras apagar el ordenador. Alla vamos. Comenzamos por una curiosidad: pocos saben que la Plaza de la Paja fue el gran mercado de Madrid durante los siglos XIII y XIV. De hecho, fue la plaza más importante, la misma donde se concentraba todo el comercio y las actividades de recreo, tanto es así, que en el XVIII se la conocía ya como la Plaza de las Tabernillas. Como homenaje, los bares y restaurantes herederos del legado de aquellas tabernas, la Asociación de Hosteleros de la Plaza de la Paja, se unen para ofrecernos la primera «Ronda Castiza” hasta el uno de diciembre en colaboración con Vermut Bendito. Así que ya nos iremos de tapeo y la primera parada la haremos en ArtQUITECTURA StudioBar, donde lo suyo será pedir «De-cocido Artquimadrileño», una deconstrucción de cocido en tres texturas: gelatina de caldo de cocido, crema de garbanzos y espuma de chorizo con crujiente de jamón, mientras que en Demercado el vemut se toma con unas patatas ali oli. En Domi, sin embargo, el rabo de toro con base de arepa de maíz frita es protagonista y en El Bácaro de Fábio esta misma carne tan nuestra sirve de relleno de unos raviolos en los que no faltan los boletus tan de temporada.
A El Viva iremos a comer los callos veganos con setas, hongos y «chorizo» y a La Musa Latina, el taco de ropa vieja con salsa picante. Lo reconocemos, no lo hemos podido evitar y ya hemos hecho la primera visita al mercadillo navideño de Nuevos Ministerios, pero ojo, volveremos, porque son muchos los puestos en los que comer, ya sea en el de Isabel Maestre como en Arzábal. Por ahora, nos hemos rendido ante la «chicken croissant al caramelo», una de las nuevas hamburguesas de @pollosmunoz. El precio es de 17,50 y Dabiz Muñoz la elabora con contramuslo de pollo de corral macerado en salmuera durante 48 horas y frito, pan de croissant tostado con mantequilla, caramelo salado de miso, mostaza ras al hanout, spicy mayo, crispy bacon y relish vietnamita. Un bocado sencillamente bestial para comer con las patatas fritas con polvo tajín. Nos quedamos con ganas de probar las alitas con mayo de palomitas de maíz y el brioche de mantequilla tostada con pollo crujiente jamaicano. Caerán. Otro imprescindible es Bunny Chao y su curry verde de pollo. La comida callejera del sudeste asiático nos entusiasma siempre que sea auténtica y esté elaborada con ingredientes de calidad, así que cualquier excusa es buena para viajar con el paladar en uno de nuestros destinos favoritos en este Madrid tan reventado de conceptos. Compartir unos rollitos vietnamitas y una ensalada de ternera con hierbas, lima, tomates cherry, cebolla y hojas es tan buena opción como probar el plato nacional de Indonesia, Nasi Goreng, con arroz salteado con huevo, ternera, crustáceos. Lo sirven con pan de gamba y huevo frito.
Tradición en la mesa
Que nos gusten conceptos de este tipo no significa que a la mínima traspasemos el umbral de Lhardy, más si Ricardo Vélez ha decidido reinterpretar la selecta tarta de Madeira. En boca, un bizcocho de sabor intenso con vainilla de Madagascar, compota de albaricoque, calado en vino de Madeira, con unas fascinantes notas a nueces tostadas, fruta en compota, caramelo y toffee (35 euros). Un postre con historia que enaltece todo almuerzo y que, por qué no, podría comenzar en casa con la fabada de La Guisandera de Piñera, ya que el restaurante cuenta con servicio de «delivery». Preparada con las fabas de la I.G.P. Faba Asturiana y con el compango , que viaja desde Cangas del Narcea, otros platos de cuchara que nos vuelve loco son las verdinas estofadas con marisco y los callos.
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