El Madrid de
Ana Rujas: «Ser actriz es una elección de vida o muerte. Para mí no hay otra forma de ser»
La actriz que saltó a la fama con Cardo o La Mesías, entre la búsqueda de identidad y el éxito actoral en un intenso viaje
«Todavía no sé muy bien quien soy, estamos en la búsqueda constante», dice la actriz revelación, Ana Rujas (Carabanchel, 1989). Siempre le gustó lo que tiene que ver con el cine y el guion, estudió audiovisuales e hizo teatro desde muy pequeña. En las tablas o en pantalla, a ella lo que le apasiona es actuar, aunque reconoce que el teatro lo siente como su casa. De hecho, este próximo año que acontece, llegan sorpresas de su mano.
El sacrificio y esfuerzo que supone su carrera lo supo –y sintió– desde sus comienzos. Sin embargo, la constancia y ese don con el que no todos nacen, han hecho que sea una de las actrices españolas más populares del momento. «Creo que es una elección de vida o muerte, para mí no hay otra manera de ser. El camino es duro y la apuesta es enorme. Yo, durante mucho tiempo, he estado haciendo teatro y ha sido mi entrega sin saber hacia dónde iba a ir. Pero el arte es eso, una entrega muy grande».
Comenzó su carrera como modelo con el objetivo de financiar su formación como actriz, reconociendo que la actuación requería de mucha dedicación para dominar la expresión emocional y el dominio de las herramientas escénicas. Uno de los grandes acontecimientos durante el inicio de su carrera pasó por su viaje a Nueva York para sumergirse en el arte dramático impartido por Susan Batson, «una experiencia única y extraordinaria», confiesa. Todavía se emociona y le cuesta creer sus logros; lejos de conformarse, solo quiere seguir aprendiendo.
Destrucción y redención
Aquí la artista se maneja como pocas. Ana Rujas es capaz de cavar en su interior y mostrar sentimientos mediante una transparencia única, en las buenas y en las malas. En 2022 ganó en los Feroz la categoría de Mejor Actriz Protagonista de Serie en Cardo, mismo premio al que está nominada este año por La Mesías, serie dirigida y producida por sus amigos y mentores, Javier Calvo y Javier Ambrossi.
La hemos visto siendo María –Cardo–, una joven madrileña de casi 30 años atrapada en una vida sin rumbo, marcada por adicciones y relaciones destructivas. A pesar del desprecio por su propio cuerpo, lo utiliza como medio para alcanzar sus objetivos. Este año la hemos visto siendo Monserrat –La Mesías–, la joven que llega, junto a otras grandes actrices como Carmen Machi y Lola Dueñas, para salvar el mundo pero los traumas de la infancia se interponen. «Estos dos trabajos han cambiado mi carrera. No solamente viene de ahí, aunque sean los más visibles. El cambio viene de antes, cuando tomé las decisiones de apostar por lo que yo quería y creía. Toco madera». Largo, intenso y difícil fue el camino de preparación para La Mesías, un reto que merecía estar a la altura, explica Rujas. Desde luego lo consigue, puesto que en cada rol que representa, por muy distintos que sean, la actriz logra que el espectador entienda y empatice con sus papeles, tan duros y complejos; tan salvajes y vulnerables a la vez. «Y trabajar con los Javis es lo que cualquier actor o actriz querría, ellos se entregan al máximo y pueden tener fiebre que nadie lo sabrá, se vuelcan a un nivel muy fuerte y hay algo mágico cuando ruedas con ellos», confiesa.
También cuenta su reto de trabajar con niños –en La Mesías– que, además, iban sin guion. «Este proyecto fue desafiante, especialmente porque exigía trabajar con niños. Contamos con un coach para guiarlos y nos esforzamos en explicar de manera educativa lo que estábamos filmando. Personalmente, fue difícil asumir el papel de que estos niños fueran mis propios hijos, ya que al principio les costaba creerlo».
Ana Rujas percibe mucha diferencia en el ámbito cultural durante la última década en la capital. «Barcelona siempre fue un punto de referencia, pero los últimos tiempos Madrid se ha convertido en una gran potencia de ocio y cultura, como ocurre en Matadero, los Teatros del Canal, o El Español, que siempre ofrecen proyectos impresionantes. Desde Madrid se están dando muchas ayudas, y aun así escasean todavía directoras y referentes del cine madrileñas». Ana Rujas describe sus seis años en la escuela de Corazza como fundamentales, por el aprendizaje en sus bases como actriz y considerando a los profesores sus mentores, antes de la llegada de los Javis. «Desde que yo empecé a trabajar ha habido grandes cambios, ahora es todo más amable, humano y femenino. No lo digo por hombre o mujer, pero hay algo de la sensibilidad que ha adquirido más protagonismo».
Los favoritos de Ana Rujas
A día de hoy, define como sus mecenas a los Javis, junto con el equipo que la acompañó en sus primeros pasos en la Escuela de Corazza; «Birdman» de Iñarritu es su película y «Mi año de descanso y relajación» su libro. Los sitios que más frecuenta recorren la zona de Antón Martín, la calle de Cervantes o la Plaza de Cascorro en La Latina; el bar de Los Caracoles es un mítico y emblemático que le encanta. También vivió en la calle Santa Ana, donde le presta un gran recuerdo. Y La Parra es el gran restaurante que define como «lo más recomendable», en el barrio de Salamanca.
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