Solidaridad
De Titulcia a Ucrania: la familia que llevará ayuda y traerá refugiados
Iván Torres saldrá hoy en un viaje hacia la frontera con Polonia cargado de enseres de primera necesidad
Desde que Rusia invadiese Ucrania, hace apenas unas semanas, la espiral de dolor y desconcierto no ha parado de crecer, especialmente en Europa, donde los países vecinos no han podido sino condenar lo ocurrido según iban llegando imágenes e información de las cientos de miles de vidas destrozadas por lo ocurrido. Hoy, los hombres de entre 18 y 60 años han quedado atrapados en un país al que deben defender de una potencia militar que tiene en jaque al mundo entero. Ellas, sin embargo, caminan bajo la nieve con el que es el futuro de ese país que hoy destrozan las armas, los niños, con el único objetivo de pasar la frontera y volver a estar a salvo, aunque con la incertidumbre de no saber qué es lo que van a encontrar o si tendrán lo necesario para salir adelante. Pero esta no es una historia de desesperanza. Más bien es todo lo contrario. Es la historia de cómo, bajo el ruido de las armas, y cuando aún no hemos salido de las consecuencias de una pandemia que ya –creíamos– había devastado todo tal como lo conocíamos, el ser humano todavía es capaz de tender su mano y empatizar con quien lo ha perdido todo.
Todo comenzó cuando Iván Torres y su pareja, Margarita Soto, estaban de vacaciones en Valencia. No hace mucho que han sido padres de una niña, la cual se puso un poco enferma, lo cual les obligó a quedarse en el hotel. Estalló entonces la guerra, y ellos, desde aquella habitación, no pudieron sino ser testigos del horror de las imágenes que llegaban por los medios de comunicación. A su regreso al madrileño pueblo de Titulcia, donde residen, no lo dudaron: había que hacer algo para ayudar a esos niños en los que Iván no podía evitar ver reflejada a su hija. Escribió entonces un mensaje en Whatsapp animando a sus vecinos a donar pañales, leche en polvo y toallitas para los bebés, y el plan, que era partir junto a su mujer con una furgoneta cargada de todo esto, ha acabado por convertirse en mucho más: hoy salen Iván y sus hermanos Rafael y Samuel hacia Polonia con tres trailer llenos gracias a la generosidad de los habitantes de los pueblos de alrededor. A su vuelta, traerán a familias refugiadas para que encuentren en Madrid su nuevo hogar.
Juanfran, amigo de Iván, es quien se ha encargado de llevar la atención a los donantes y las comunicaciones. «Comenzamos con la iniciativa el martes de la semana pasada», dice a LA RAZÓN. «Hemos conseguido todo esto gracias a los vecinos de los pueblos de alrededor: Villaconejos, San Martín, Aranjuez...», añade. Así, lo que inicialmente iba a ser un viaje que iban a hacer los hermanos se ha multiplicado hasta tener que buscar a conductores profesionales. Los camiones, por otro lado, han sido cedidos por la empresa Hermanos Laredo, que corre con todos los gastos del viaje. «Ha habido que buscar a conductores que pudieran hacerlo y tuvieran experiencia», añade Juanfran. Para ello, Iván, que es empresario, les ha contratado con este fin, ya que no puede ser cualquier conductor: tienen que ser camioneros con todo en regla para transportar mercancía internacionalmente. Mientras, él irá en su coche particular. Por otro lado, les acompañará un grupo de cinco bomberos de la zona, precisamente con la intención de atender y supervisar el traslado de personas, que se hará a través de los organismos oportunos en el país para que lleguen de forma legal y con garantías.
Samuel, hermano de Iván, ha pasado los últimos días afanado en hacer y embalar los palets, que ha ido moviendo de un almacén a otro cuado la cantidad de productos recibidos hacía evidente la falta de espacio. Está acostumbrado a trabajar con sus hermanos, ya que tanto él como Rafael forman parte de la empresa de reparación de Iván. «Conocemos a mucha gente de la zona, así que eso ha permitido que se haya podido hacer todo esto», dice, aunque reconoce que no se esperaban una acogida tan grande ni un compromiso tan evidente por parte de tanta gente. «Creo que el sentirnos implicados con lo que está sucediendo en Ucrania es algo que nos ha pasado a todos», explica Samuel. «Sé que mi hermano se ha sentido muy tocado al ver a los niños, ha sido como si le afectara de forma directa precisamente por tener una niña pequeña», añade. «Ellos no tienen ninguna culpa, y los mayores seguramente tampoco, pero al ser pequeños seguramente ni siquiera entiendan lo que está pasando», asevera.
Nuria y Tere son dos vecinas de Titulcia que se han implicado muy activamente en la recogida de las donaciones. «Tanto Iván como Margarita son muy buenas personas, muy queridos aquí, así que en cuanto enviaron el Whatsapp nos pusimos manos a la obra», dicen. De hecho, Nuria reconoce que lo primero que hizo al leerlo fue llorar por la situación. «Se nos han ido de las manos», bromean, «pero como ellos siempre están para todo lo que necesitamos, hemos respondido». «Nosotros realmente tenemos un papel muy fácil», dice Tere. «Normalmente cuando vemos estas cosas en la televisión nos indignamos y empatizamos, pero no somos capaces de decir ‘hay que hacer algo’ y hacerlo de verdad», explica. «Lo complicado es tener la idea y ejecutarla», concuerda Nuria. «Nos vamos uniendo y estamos encantados, pero realmente lo que hay que tener son las narices para empezar», aseveran. «Es muy importante que estas cosas se sepan, porque a veces se nos olvida que las personas, si nos unimos, tenemos esa capacidad: de un matrimonio que se va de vacaciones y se tienen que quedar en el hotel viendo la tele porque se les ha puesto la niña mala, surge algo así, que materializa lo que todos habíamos pensado que habría que hacer», explica Nuria.
«Nos hemos puesto en contacto también con las oenegés en destino», dicen las vecinas. «Necesitábamos que alguien en Polonia recepcionase la mercancía, así que hablamos con Cruz Roja, Cáritas y otras organizaciones», señalan. Algunas respondieron que tan solo aceptan donaciones de dinero. Finalmente, cuentan con que Cáritas en Polonia podría darles soporte y recibir y gestionar la mercancía en caso de que fuera necesario. «Han sido unas 400 donaciones las que hemos recibido en una semana», añaden. «Eso demuestra el compromiso y la solidaridad de la gente, que aún estamos dispuestos a ayudarnos los unos a los otros, aunque eso implique recorrer toda Europa para ir en auxilio de unos pequeños».