La batalla del Jarama revive 85 años después

El sábado, en Los Barranquillos, a las afueras de Morata de Tajuña, miembros de la Asociación Frente de Madrid –nacida en 2007– volvieron a recrear la batalla del Jarama, uno de los choques más cruentos de la Guerra Civil. No en vano, aquel febrero de 1937 estaba en juego Madrid, empeñado el bando sublevado en cortar la carretera que unía la capital con Valencia.

La réplica histórica no se hizo en un lugar donde hubiera combate real, pero sí a unos quinientos metros de posiciones usadas durante la guerra, y en el evento hubo participantes llegados de Polonia, Francia y Reino Unido –también acudieron otras veces de Rusia, hoy protagonista por otros motivos– que aportaron más verosimilitud a una batalla que internacionalizó el conflicto con aquellos voluntarios de las Brigadas Internacionales que hace 85 años dieron su vida por centenares en las tierras y picos que rodean los contornos. Allí donde la Colina del Suicidio y El Pingarrón, entre otros enclaves, fueron testigos de lo más descarnado de la lucha.

En total, más de cien recreadores tomaron la plaza de Morata por la mañana, con su muestrario de objetos de la época eimpecable armamento y uniformidad –que compran en mercadillos y ferias de coleccionismo militar donde se van «equipando poco a poco», según un participante–, y dejaron para la tarde el protagonismo a las balas de fogueo, los petardos y el humo, en busca de ese viaje en el tiempo que cada año cobra mayor vida. Era la edición número once y, tras el parón de la pandemia, había ganas y se hizo notar.

Fueron unas jornadas «multitudinarias» que empezaron el viernes con una presentación y un coloquio y se completaron con rutas organizadas por la Asociación Tajar –ayer «se agotaron las plazas en minutos»–. La semana pasada había arrancado Arganda del Rey con más de 400 personas en una ruta guiada por Tajar con una recreación histórica a cargo de Imperial Service.

La Historia está viva. Y dan fe de ello jóvenes como Sergio Pérez Paredes y su hermano Adrián, miembros de la Asociación Frente de Madrid que viven cada cita con verdadera entrega, como demostraron una vez más en Morata, donde la visita al museo de Goyo Salcedo –con los restos de la batalla hallados por él mismo desde que era un niño– puede completar en cualquier ocasión una jornada inolvidable.