Las "cabañuelas"
El domingo lloverá, dice tajante el pastor Pedro Sanz a pleno sol en el campo segoviano. No lo ha escuchado en el parte meteorológico sino que lo sabe desde hace casi un año. Como si de un vidente se tratara, este hombre curtido en la naturaleza y la vida rural tiene un método infalible y más preciso, incluso, que las deducciones tecnológicas de la AEMET (la Agencia Estatal de Meteorología). Lo suyo son las cabañuelas, un cálculo popular basado en la observación de los cambios atmosféricos «en función de cómo haga durante los primeros días de agosto y entre el 13 y el 24 de diciembre», explica Sanz.
Según las mediciones que él haga en ambos periodos y las diferencias que encuentre entre ellos puede atinar a la perfección en cómo será el siguiente año al completo, mes a mes e, incluso, con fechas concretas de nevadas, chaparrones y olas de calor. «Mira –dice mientras saca de su bolsillo unos apuntes en cuartillas pequeñas que guarda del año pasado y en donde tiene anotado el tiempo de octubre–. Dije que el mes comenzaría frío y que del 10 al 20 harían buenas temperaturas. Acerté», explica con una sonrisa y voz acelerada.
Tan buenos son sus cálculos que el año pasado fue capaz de predecir el temporal Filomena: «Estaba claro que caería mucha, mucha nieve. No sabía que iba a traer tantísima cantidad, pero sí que sería más de lo normal y no me equivoqué». Un pronóstico que le llevó a convertirse en uno de los meteorólogos «informales» más requeridos por la Prensa. Pese a su popularidad huye de la fama y no es muy amigo de las fotografías. «Mira, esa chica que pasa por ahí es mucho mejor modelo que yo», le dice al fotógrafo.
Ante la curiosidad sobre su pronóstico de este invierno, nos confiesa que todavía no se ha puesto a ello ya que será en diciembre cuando tenga que hacerlo con rigurosidad, pero que ya intuye por su experiencia y borradores que ha elaborado en su cabeza «que este año nos comeremos las uvas con mucho más frío que en los años pasados. Si te das cuenta, los 31 de diciembre de los últimos años han sido calurosos, en esta ocasión cambiará, eso sí, no tendremos un invierno con mucha nieve, ésta llegará para carnavales, entre el 28 de febrero y el 1 de marzo. El día de Reyes, hará sol, pero bastante más frío de lo que hemos vivido en el pasado».
En su predicción para 2022, la fecha que tiene marcada en rojo es Semana Santa: «Va a ser muy muy muy mala. No quería decirlo hasta que no haga mis mediciones de diciembre, pero por lo que estoy viendo así será. Y esto es debido a que será un mes con cinco lunas, y eso es señal de mal tiempo».
Si su predicción se cumple con la misma exactitud que lo hizo en los años anteriores, es mejor que pensemos en vacacionar en otras fechas que no sea en los días de la festividad religiosa. Hasta entonces, sentencia que este año, pondrá fin con mucha niebla y lluvia hasta el puente de la Inmaculada, cuenta, pero con temperaturas muy suaves.
Pedro es toda una institución en Segovia, no hay quien se resista a llamarle para preguntarle el parte meteorológico antes de reservar sus días de asueto: «Mi sobrina Cristina es de las que siempre suele llamarme y mis vecinos por la calle también lo hacen», asegura. Y es que el método de las cabañuelas parece ser infalible. Él lo aprendió de su padre con quien compartió muchas horas de campo. «Me acuerdo de una ocasión cuando tenía yo unos 16 años, que estábamos en Matabuena, un pueblo de Segovia, y unos señores se acercaron a él para decirle que habían venido a pasar aquí el fin de semana. Él les dijo, pues métanse en casa porque va a diluviar. Y así fue. Menudas vacaciones malas que les tocaron», rememora.
1.174 días jubilado
Desde entonces él comenzó a observar a su progenitor y aprender el oficio de «meteorólogo rural» que compaginó siempre con su trabajo de pastor, el cual ha ejercido desde 1981. «Ahora llevo ya 1.174 días jubilado y a pesar de vivir en la ciudad, me gusta ir al campo. La naturaleza es estupenda. Los jóvenes no hacen nada de caso al campo y están todo el día con el móvil. Yo por mí acababa con toda la tecnología. Es mucho mejor conocer y saber del lugar en el que vives, la vegetación, los animales… Ahora nadie sabe de nada, todos se van a la universidad», protesta.
Cuando se le pregunta por los aspectos concretos de la técnica de las cabañuelas parece ofenderse: «Eso es algo que todos podríamos saber, no hay más que fijarse en el comportamiento de los animales, de las aves, de las hormigas. Observar el cielo, mirar la vegetación. Estas cosas son las que dicen cómo será el tiempo futuro, pero ahora la gente solo mira a los que dan el tiempo en la tele, que algunos no han pisado un campo en su vida».
Por ejemplo, él, para adelantarse a Filomena se fijó en las nubes «agarradas» de las sierra que le hicieron pensar que algo inaudito estaba por llegar. También fue clave para él el aire tan fuerte que llegó desde Estados Unidos. «Las cigüeñas también son interesantes para este estudio. Cuando hace calor se van y no se ve ni una. Antes solían venir en febrero, por San Blas, ahora lo hacen en diciembre. Son un claro ejemplo del cambio climático. Mira qué polvo se está levantando ahí al fondo, está todo seco, esto no debería ser así en esta época, debería estar lloviendo. Con este clima los cultivos también cambian, todo está del revés», lamenta este hombre rudo que ya suma 67 primaveras.
También nos habla del «pájaro verde», que si le ves volando es que vendrá mucho aire. «Y si te cruzas con varias abubillas por el campo es que el tiempo cambiará en breve a mucho peor». Pedro tiene una retahíla de factores de medición: «Cuando la campana del pueblo se escucha con mucha claridad, también es señal de que el tiempo va a cambiar, no para mal, sino a lo contrario de lo que hace en ese momento». De igual modo, si en algún momento ven algún ejemplar de tordo apostado en un cable eléctrico «tenga claro que en 48 horas habrá fuertes lluvias, al igual que las culebras de primavera, si hay muchas es que vendrán grandes cantidades de agua».
Como no podía ser de otra manera, este pastor mira a los animales desde un prisma diferente al resto de la humanidad: «Fíjate, cuando las ovejas no quieren meterse en los rediles es que al día siguiente va a nevar».
Él, de momento, en lo que piensa ahora mismo es en su viaje a Benidorm que hará este fin de semana con otro grupo de segovianos: «No nos libraremos de las lluvias como el resto de España, pero solo será el fin de semana. Además, dan muy buenas temperaturas». Palabra de Pedro.