Mónica García acaba de llegar de reunirse con empresas madrileñas que ya han aplicado la jornada laboral de 32 horas semanales. Cree firmemente en la necesidad de trabajar menos «para ser más productivos, para ser más felices, para conciliar y para cuidar el planeta». Esta anestesista de 47 años, férrea defensora de la sanidad pública, madre de tres hijos y ahora candidata de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad de Madrid cree que ha llegado el momento de las mujeres y, en particular, el suyo propio, después de dar un «no» a Pablo Iglesias a la oferta de una candidatura única que la hubiera relegado a un segundo plano. Se reivindica a sí misma. Ya no cree que las mujeres hagan el «trabajo sucio», como replicó al líder morado, pero sí, el «trabajo duro». Aunque después del 4-M «no hay vetos ni líneas rojas para pactar» con todo aquel que quiera ver fuera del Gobierno regional a Díaz Ayuso.
–¿En qué va a basar su estrategia electoral?, ¿cuáles son los mensajes clave que está llevando al electorado?
–Nuestra campaña se centra en basar la política en lo cotidiano, en lo que realmente están sufriendo los madrileños, centrarnos en Madrid. Somos una formación política netamente madrileña y no usamos la Comunidad como moneda de cambio de ninguna otra cosa. Nuestra campaña estará enfocada al futuro, donde queremos ver a Madrid dentro de 10 o 20 años y nosotros queremos ver un Madrid verde, feminista, justo socialmente y que sea capaz de reconstruir las desigualdades y enfermedades sociales que tiene.
–Después del «no» que le dio a Pablo Iglesias a la posibilidad de ir en una candidatura conjunta, ¿han hablado en algún momento?
–Nos intercambiamos mensajes y básicamente todas las fuerzas progresistas tenemos claro que tenemos un objetivo común: queremos reconstruir la Comunidad de Madrid, que Madrid deje de ser sinónimo de corrupción o de chapuza o una moneda de cambio de otros intereses tanto partidistas como particulares.
–¿Qué le diría a un ciudadano que tiene dudas entre votar a Podemos o a Más Madrid?
–Creo que nosotros somos una fuerza netamente madrileña. No tenemos ninguna orientación política que no sea la regional porque aquí se cuece la sanidad, la educación, el cuidado de nuestros mayores y hemos puesto sobre la mesa todos aquellos problemas que consideramos que son cotidianos: la salud mental, los miedos, las 32 horas laborables, la conciliación...Una visión verde de la política que no solo tiene que ver con la parte medioambiental, sino con los problemas del siglo XXI.
–¿Qué parte de Podemos es la que no le gusta entonces?
–La parte que más me gusta es la de Más Madrid y en esta organización veo representada mi mejor manera de hacer política y con la que más a gusto me siento y es la que mira al futuro y pone sobre la mesa propuestas innovadoras y cotidianas.
–Usted, como Gabilondo, han tendido la mano al votante de Ciudadanos porque dice que creen en la «reinserción». ¿Esperan recabar muchos votos de esa parte del electorado sabiendo que tras las elecciones estarían dispuestos a negociar con Podemos para evitar que Ayuso fuera presidenta?
–Nosotros hemos tendido la mano a todas aquellas fuerzas políticas que quieren un gobierno decente en la Comunidad de Madrid. Tenemos que dejar de ser el epicentro de la vergüenza y todo aquel que quiera sumarse al carro de pensar cómo vamos a reconstruir Madrid con los fondos europeos, de pensar cuáles son las heridas reales que nos ha dejado esta pandemia, tanto en lo social como en lo económico como en lo sanitario, bienvenidos sean. No tenemos ni líneas rojas ni estamos mucho para vetos porque es urgente cambiar el Gobierno y el modelo productivo de ladrillos y cañas que nos ofrece el PP. Pactaría con todas las fuerzas progresistas que en una legislatura quieran dar un giro de 180 grados a Madrid y quieran levantar alfombras y regenerar la Democracia.
–¿Cree entonces que el Gobierno de Díaz Ayuso es indecente?
–Ha hecho cosas indecentes claramente. Es indecente tener a gente en el Wanda haciendo cola para vacunarse bajo la lluvia teniendo los centros de salud cerrados, es indecente haber dejado a los mayores abandonados en las residencias, haber aprovechado una pademia para dar una puntilla a la sanidad pública y que nuestros niños tengan un sistema educativo mucho peor del que se encontró nuestra generación.
–¿Y usted quiere negociar con el líder de un partido que deja a la mujer el «trabajo sucio»?
–Mi frase era más amplia. Son muchas las mujeres que en algún momento hemos sentido que hemos hecho el trabajo duro, quitaría lo de «sucio», para que luego el reconocimiento no lo tengamos nosotras. Es el momento de las mujeres. Creo que han sido muchos años de estar en un segundo plano y Más Madrid no solo lo predica, sino que lo ejerce.
–Desde algunos sectores de Podemos la acusaron de utilizar el feminismo para cerrar la puerta a esta posible candidatura de unidad. ¿Comparte esa explicación?
–Yo fui clara y creo que bastante honesta. Básicamente reivindicamos el espacio político de Más Madrid y me reivindiqué a mi misma y el trabajo que llevo haciendo en la Comunidad de Madrid. Nos merecemos el espacio político que hemos ido trabajando como hormiguitas.
–¿Cree que Pablo Iglesias está acabado, como se está diciendo?
–Estábamos preocupados sobre si Unidas Podemos podía pasar del 5% porque nos necesitamos todos. La presencia de Pablo Iglesias asegura eso. Ayer una amiga decía: «Son las primeras elecciones en las que voy a votar a un partido, pero me va a dar pena no votar a otro». Bienvenido sea ampliar las posibilidades, hacer que todas aquellas personas que se sienten excluidas de esta política de ruido, de confrontación, en lugar de castigar a la política con la abstención, sean capaces de ver que tienen opciones reales para que Madrid dé un cambio.
–¿Se le imagina sentado en la Asamblea?
–Nunca nada es imaginable hasta que realmente pasa.
–Habla de Más Madrid como un partido centrado en la política regional. ¿Cree que en estos momentos se corre el riesgo de que el votante vaya a tomar su decisión el 4 de mayo teniendo en cuenta otros elementos de política nacional?
–Hay partidos que están intentando nacionalizar los problemas cotidianos de los madrileños y Ayuso utiliza Madrid como un ariete para medrar a nivel estatal o para confrontar con otros espacios políticos que no tienen nada que ver con la Comunidad de Madrid. A una mujer que lleva esperando dos años de lista de espera y ha perdido un ojo porque ya es inoperable no le interesan los problemas nacionales, o si confrontamos socialismo o comunismo con libertad, le interesa que ha perdido un ojo en este tiempo porque hemos hecho una mala gestión de la salud.
–¿No cree que desde Más Madrid se cometió un error en el salto que se dio en 2019 en la construcción de Más País y en el hecho de que el candidato de mayo del 2019 se fuera enseguida de la Asamblea?
–En absoluto. Errejón está haciendo un trabajo magistral en el Congreso. Está poniendo encima de la mesa los mismos problemas que nosotros. Su ADN son los problemas cotidianos. Para ser una fuerza política tan pequeña es capaz de introducir debates en el escenario nacional que no solo tienen que ver con Madrid, sino con lo que estamos viviendo.
–¿Ve a Ayuso y a Monasterio en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, como apuntan algunas encuestas?
–No quiero ni verlo. Sería terrible y no nos lo merecemos. Ayuso se ha echado en manos de Vox para gobernar la Comunidad y no quiero que mis hijos vuelvan a la Sección Femenina, que tengan un Gobierno que considera que les sobran 26 millones de españoles, o que la diversidad es una enfermedad.
–¿Manejan algún tipo de encuesta sobre las opciones que podrían tener el 4 de mayo?
–Las encuestas que han ido publicándose nos dicen que estas elecciones no se van a determinar por quien quede el primero, sino por quien tenga la llave de la gobernabilidad y ahora Más Madrid está ascendiendo poco a poco. Somos la tercera fuerza y cuanto más ampliemos el espacio de Más Madrid más lejana va a estar la señora Monasterio, su criminalización de los niños y niñas no acompañados, su número dos, que creo que está condenado por haber tirado piedras a un autobús escolar de niños vascos y vascas y más alejados de que su odio se haga ley.
–Ustedes han sido muy críticos con el hospital Isabel Zendal. ¿Sigue pensando que no se debía haber abierto, pese a la atención que ya han recibido muchos pacientes y las vacunaciones masivas que se están haciendo en sus instalaciones?
–El Zendal ha tenido desde su inicio todo tipo de escándalos: desde los sobrecostes, hasta la coacción a los profesionales para que fueran a trabajar y ha resuelto entre un 9 y 10% de los ingresos. No ha funcionado para lo que debería: no colapsar el sistema sanitario, que lleva colapsado desde hace diez meses. Ha estado rodeado de todo tipo de contratos a dedo con empresas que son sospechosas habituales de la privatización sanitaria y no vamos a despilfarrar ni un euro más de lo que ha hecho Ayuso y le vamos a dar un uso que requiere una inversión, porque ahora no sirve como hospital de agudos.
–Si usted fuera consejera de Sanidad, ¿Qué tres cosas haría para la gestión de la pandemia que no ha hecho Ayuso?
–La Vacunación es la que nos va a devolver antes un estatus de normalidad. Hacerla chapucera como la estamos haciendo nos aleja todavía más de hacerlo. Es una medida sanitaria y económica, la que nos va a sacar de este agujero. La segunda sería el plan «vete al médico», en referencia a lo que le dijo un diputado a Íñigo Errejón. La salud mental es prioritaria por el abandono de años y la situación que nos ha dejado la pandemia. Queremos un plan de refuerzo y que el médico de Atención Primaria no tenga sólo seis minutos para atendernos, mejorar los servicios de atención temprana de niños y no tardar años y ver a qué dedicamos los fondos europeos.
Más Madrid también va a acabar con la proliferación del mal endémico que tenemos porque a los jóvenes se les ofrece ocio de borrachera y ocio de apuestas.
–Con el nivel de contagios que ahora tiene Madrid, ¿qué restricciones o medidas tomaría en el ámbito de la actividad comercial?
–Siempre hemos dicho que es importante que un Gobierno no sea negacionista de la situación epidemiológica y que trate a los ciudadanos como adultos. Cuando hay que decir que hay malas noticias, las afrontamos y damos soluciones. La evidencia científica dice que el mayor riesgo es en lugares cerrados. Ahora tenemos un aliado: la primavera. Podemos sacar todo al exterior. Le podemos ocupar espacio a los coches para pasar la pandemia con el menor riesgo posible.
–Y en materia de impuestos, ¿a partir de qué nivel de renta habría que subirlos?
–Llevamos una propuesta a la Asamblea que básicamente se resume en la idea de que la Comunidad de Madrid deje de apadrinar millonarios, que parece su lema. Nos quedan dos años por delante en que hay que poner las primeras piedras para el desastre fiscal que representa la Comunidad no sea así. Nos van a venir fondos europeos con los cuales vamos a poder decidir qué queremos que sea el Madrid del futuro. Los impuestos son el oxígeno. Puedes tener un respirador de la última gama, pero si no le pones oxígeno el respirador no funciona y luego hay una medida revolucionaria sobre impuestos que es: ni robarlos ni despilfarrarlos. Con eso podemos tener un Madrid bastante más equilibrado.
–Cuando Ayuso se hizo con la presidencia muchos pensaron que no acabaría la legislatura. ¿Usted era una de ellas? ¿Pensó que se activaría toda la maquinaria electoral justo a los dos años de gobierno?
–Siempre tuve la sospecha de que Ayuso no iba a acabar la legislatura porque había algo que no funcionaba. Ayuso contaba más con la opinión del señor Abascal, que con la del señor Aguado y hemos tenido dos años en que no han sido capaces de sacar unos Presupuestos en plena pandemia, y solo una ley para que se pudiera especular con el suelo.