Jairo Ortega, el profesor que enseña matemáticas con el conocido videojuego FIFA

"Un ambiente de clase se enriquece cuando se siente como un segundo hogar", aconseja Jairo Giovanny Ortega, beneficiario del programa ProFuturo en Nariño, Colombia. Este proyecto de Fundación Telefónica y la Fundación "la Caixa" pone la tecnología al servicio de la sociedad para reducir la brecha educativa en entornos vulnerables de Latinoamérica, el Caribe, África y Asia. "Es crucial que los educadores elijan las herramientas digitales adecuadas para sus objetivos de aprendizaje, y en ProFuturo, hemos aprendido a hacer exactamente eso, asegurando que la tecnología en nuestras aulas sea apropiada, segura y efectiva", asegura este profesor de innovación pedagógica, que enseña matemáticas a través del videojuego FIFA.

Gamificar el aprendizaje para captar la atención de los estudiantes

Jairo Giovanny Ortega es un educador colombiano, beneficiario de ProFuturo, licenciado en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, con un postgrado en Ciencias de la Educación y especializado en nuevas tecnologías y aprendizaje basado en proyectos. Su labor la desempeña en uno de los barrios con mayores índices de violencia de Colombia, Nariño, donde imparte clases en la Universidad Mariana.

Según su experiencia, un ambiente de clase se enriquece cuando se siente como un segundo hogar. Por ello, uno de sus objetivos es fomentar que los futuros docentes construyan espacios acogedores, donde la disposición de la sala invite a la colaboración y comunicación abierta. Implementa materiales que capturan la atención, pero más allá de eso, cree fielmente que es el respeto y el tono humano el que realmente hace la diferencia. Sin olvidar la importancia de materiales atractivos y, por supuesto, la tecnología, que es esencial para enriquecer el entorno educativo.

Una de sus actividades más exitosas ha sido la integración del videojuego FIFA Manager en un curso de matemáticas. Esta herramienta le permitió enseñar conceptos numéricos a través de la administración de un equipo de fútbol, donde los estudiantes aplican habilidades matemáticas en un contexto real y atractivo, demostrando que el juego y el aprendizaje pueden ser uno solo. Se ha trabajado con los estudiantes de la Universidad Mariana para que en sus procesos de indagación y realización del grado utilicen las herramientas tecnológicas, en este caso, los videojuegos, para generar aprendizajes en el estudiantado. Es lo que llamamos Gamificación.

A partir de la iniciativa, se propuso a los alumnos, de entre 12 y 14 años, crear sus propios videojuegos a partir de plataformas que ya conocían para poder así compartirlas entre distintos estudiantes de la región de Nariño. Esta es la labor que se utiliza en la Universidad Mariana y que ejemplifica a los 9 de cada 10 estudiantes que sostiene que el programa ha incrementado su motivación para asistir a la escuela.

La tecnología, herramienta clave para llevar la educación más allá de los límites geográficos

Aquí es donde entra ProFuturo, experiencia que le ha permitido ser consciente de cómo la tecnología puede ser un aliado extraordinario en la educación cuando se utiliza con criterio. “Es crucial que los educadores elijan las herramientas digitales adecuadas para sus objetivos de aprendizaje, y en ProFuturo, hemos aprendido a hacer exactamente eso, asegurando que la tecnología en nuestras aulas sea apropiada, segura y efectiva”. Desde su creación en 2016, el programa ha buscado promover un enfoque de enseñanza-aprendizaje digital muy innovador.

Es por eso que esta iniciativa no solo proporciona acceso a contenido educativo, sino que también impulsa el desarrollo de competencias digitales esenciales para que docentes, estudiantes y directores escolares puedan enfrentar los desafíos del siglo XXI, como en el caso del profesor Ortega, que ha llevado la innovación educativa a las aulas usando la tecnología así como a futuros docentes a modo de inspiración para conectar con el alumnado en esta era digital. Este es uno de los puntos que hacen que la historia sea todavía más inspiradora, que se garantiza que este tipo de enfoques en las prácticas pedagógicas trasciendan generaciones y logren que, desde niños, los estudiantes crezcan viendo la tecnología como aliada. De hecho, el 75 % de los docentes que forman parte de ProFuturo dice haber modificado sus actividades educativas con tecnología y recursos digitales.

Ortega es, además, un docente que conoce muy bien el terreno donde trabaja, ya que creció en Nariño y fue allí donde decidió continuar con su labor docente, en esta zona altamente golpeada por el conflicto en Colombia. Esta decisión pone de manifiesto, una vez más, cómo la tecnología y la educación son faros de esperanza en medio de los retos de nuestra sociedad.

Este y otros muchos testimonios ponen rostro a los datos extraídos de la macroencuesta anual de ProFuturo que concluye que la tecnología no solo mejora la experiencia de aprendizaje, sino que también aumenta el esfuerzo y la atención de los estudiantes:

• 9 de cada 10 alumnos dicen que se esfuerzan más gracias al programa.
• 7 de cada 10 profesores han verificado de primera mano una mejora significativa en las competencias digitales de sus estudiantes y dice haber modificado sus actividades educativas con tecnología y recursos digitales
• 8 de cada 10 docentes observa una mejora en la atención y la disciplina en clase -según testimonios de 76.000 alumnos, corroborado por el de 14.000 educadores-.

Tecnología y educación: un binomio capaz de transformar el futuro

El caso de Jairo Giovanny Ortega y su experiencia con ProFuturo subraya el impacto transformador que la tecnología puede tener en la educación, especialmente en contextos vulnerables. Su enfoque innovador no solo mejora las competencias académicas, sino que también fortalece el sentido de pertenencia y motivación entre los estudiantes. La integración de herramientas como los videojuegos, más allá de captar la atención, ha demostrado ser una forma efectiva de hacer el aprendizaje más accesible.

Como el docente colombiano, otros educadores del programa se convierten en agentes de cambio que, a través de la tecnología, logran trascender barreras geográficas, sociales y económicas, todo ello con el objetivo de que los estudiantes crezcan en un entorno más equitativo, inclusivo y digitalmente preparado.