Mayores Clece
¿Cómo se reacciona ante una emergencia en una residencia de mayores?
Los simulacros son esenciales para que tanto los trabajadores como los residentes sepan cómo actuar en caso de emergencia
La residencia CleceVitam Pardo Bazán en Vigo, gestionada por Clece, ha puesto a prueba su plan de emergencia y evacuación con un espectacular simulacro de incendios en el que se han implicado los trabajadores del centro, los residentes y los bomberos de la ciudad. ¿El resultado? Una experiencia muy positiva y constructiva para todos.
Medidas de protección en las residencias de mayores
A principios de este año, la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego) señaló la necesidad de contar con medidas de protección “adecuadas y eficaces” en las residencias de mayores, al ser espacios con personas vulnerables que requieren de un plan de acción y evacuación adaptado.
A raíz de esta advertencia y como parte de su compromiso con la seguridad y bienestar de sus usuarios, la residencia CleceVitam Pardo Bazán de Vigo, abierta hace apenas un año, organizó una experiencia piloto. La idea era acercarse lo máximo posible a una emergencia real, por lo que se simuló un incendio en un comedor.
Tan solo cuatro personas sabían que aquello era una simulación para conseguir que la situación fuera realista, según cuenta Natividad Torres, directora del centro: “Habíamos hecho otros simulacros, pero nada como este, con fuego real y bomberos. Fue bastante espectacular”.
Situación bajo control en 7 minutos
El conato de incendio se originó en un microondas situado en la tercera planta en torno a las 16:00 horas. Se trata de una planta donde los residentes no son 100% dependientes. “Elegimos esta planta porque queríamos probar la reacción real de los usuarios y usuarias, pero tampoco queríamos que fuera una situación de mucho nerviosismo para otros residentes con más dificultades”, explica Paula Fernández, técnica de prevención de riesgos laborales.
Torres fue la encargada de avisar a los bomberos, con quienes ya se había acordado previamente llevar a cabo esta experiencia. “Es bueno que ellos conozcan la residencia por si se da el caso de una emergencia real, además de que este tipo de simulacros también les permiten detectar errores y plantear mejoras”, comenta Fernández.
El personal del centro, al recibir la alarma, desplazó a todos los residentes a una zona segura donde aguardar la llegada de los bomberos. El edificio, de siete plantas y un sótano, cuenta con escaleras de incendios de emergencia a ambos lados que conducen a sendos patios, además de puntos “fríos” en cada planta para refugiarse en caso de que la evacuación en vertical no sea posible.
Siete minutos después de la llamada de emergencia, tres camiones de bomberos llegaban a la residencia y desplegaban su operativo para evacuar a todos los usuarios, utilizando escaleras y grúas.
Una experiencia positiva y necesaria
Una vez aclarado que se trataba de un simulacro, tanto el personal de la residencia como los usuarios y sus familias pudieron valorar esta experiencia y lo hicieron muy positivamente. “Tuvimos una charla después y lo cierto es que reaccionaron con tranquilidad siguiendo las instrucciones y el simulacro les hizo sentir más seguros”, recuerda Torres.
El sargento David Lemos, uno de los bomberos que participó en el simulacro, coincide con que este tipo de prácticas son muy recomendables para concienciar a la ciudadanía y trabajadores de los centros de la importancia que tienen este tipo de actuaciones de prevención y extinción de incendios: “Se comprueban los planes de emergencia, podemos verificar la instalación y ver cómo soporta el edificio una carga de presión en labores de extinción”.
En este sentido, Fernández añade que el personal recibe formación anualmente al respecto donde, además de repasar la teoría, cuentan con una parte práctica que les ayuda a familiarizarse con los procesos a seguir, conocer perfectamente la función de cada uno ante la emergencia y saber utilizar los extintores, por ejemplo.
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