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Un whatsApp avisó de que en el Arena habría 20.000 asistentes, el doble legal

Concentración en Madrid en recuerdo de las fallecidas en el Madrid Arena. Efe
Concentración en Madrid en recuerdo de las fallecidas en el Madrid Arena. Efelarazon

Cuando faltan menos de dos semanas para que se cumpla el primer aniversario de la tragedia del Madrid Arena, son ya pocas las dudas que existen en torno a que aquel día en el recinto municipal se duplicó el aforo permitido para el evento. El recuento de las entradas así lo demostró en su día y el propio Steve Aoki –el principal artista contratado aquella noche– saludó en un momento de la fiesta a «los 20.000 asistentes». En esta cifra redundó ayer el testimonio ante el juez de una de las menores que entró en el Arena. Amor López Bravo, amiga de tres de las fallecidas –Katia, Rocío y Cristina–, subrayó en su declaración ante Eduardo López Palop que dos días antes de aquel 31 de octubre recibió en su teléfono móvil un mensaje de uno de los DJ's que trabajaban con Aoki en el que la alertaba del peligro de acudir a la fiesta de Halloween. Su amigo la advirtió a través de un whatsapp de que «podía haber allí 20.000 personas en lugar de las 7.000 que se notificaron». El organizador de la macrofiesta, Miguel Ángel Flores, siempre ha mantenido, desde su primera declaración el 1 de noviembre del pasado año, que tenía constancia de haber comercializado en torno a 9.500 tickets. Versión que difiere mucho de la que resulta de los cálculos de los abogados de las jóvenes fallecidas, que siempre han estimado que se vendieron 18.500 entradas, a lo que habría que sumar las 3.000 personas que había en el botellón que estaba teniendo lugar en el exterior del recinto.

Al margen de aportar esta pista acerca de la posible duplicación del aforo, el relato de Amor resultó especialmente conmovedor en el momento en el que se detuvo a explicar cómo vio morir a su amiga Katia. «La estaban machacando y aplastando, se quedó sin oxígeno, se despidió y cerró los ojos». Aseguró que murió delante de ella, tras perder el sentido al no poder respirar. Antes del fatal momento, Amor pudo escuchar cómo Katia le pidió que se despidiera de su padre: «Dile que le quiero». Ella tuvo más suerte al poder escapar con vida de la «montonera humana» que provoco la avalancha. Quedó atrapada en el mismo tapón que las cinco fallecidas. Sin embargo, y según sus palabras ante el juez, ella sí pudo ser rescatada, por un joven alto al que identificó como Cristian y que trató sin éxito de ayudar a Katia y a varias jóvenes más.

A pesar de ser menor de edad al tener entonces 17 años, Amor –que era compañera de clase de Rocío Oña, otra de las fallecidas– no tuvo ningún problema ni a la hora de conseguir las entradas ni en el momento de acceder al recinto de la fiesta. No había, por tanto, controles de ningún tipo. Al entrar al Madrid Arena, sí apreció «mucha gente desfasada», por lo que abandonó la sala.

El otro testigo que declaró ayer, Juan, incidió en la «afluencia masiva de gente», en que las escaleras estaban llenas y en que había chicas tiradas en el suelo en coma etílico. Relató cómo varias bengalas fueron lanzadas en el interior del Arena y también que en la fiesta había muchos menores. «Estaba con la nariz sangrando y no me dieron ni una botella de agua para limpiarme. No me dieron ni gasas ni nada. Vino un chico con un guante que ni siquiera era médico y me dijo que me fuera».