El drama de los desahucios
Paralizado el desahucio de una víctima del usurero Antonio Arroyo
El hijo de la inquilina, una enferma de Alzheimer de 83 años, casi se suicida a la llegada de la comisión judicial. Han logrado aplazarlo un mes y medio.
El hijo de la inquilina, una enferma de Alzheimer de 83 años, casi se suicida a la llegada de la comisión judicial. Han logrado aplazarlo un mes y medio
Una víctima del prestamista Antonio Arroyo –considerado uno de los mayores estafadores hipotecarios de España, pero que fue absuelto el pasado miércoles porque ya habían prescrito sus delitos– iba a ser ayer desahuciado ayer por la mañana pero consiguió paralizar el lanzamiento y lograr una moratoria de un mes y medio para poder instalarse en una vivienda del Ivima. La nueva vivienda está en Alcalá de Henares y aún no tiene suministros. Este hombre, Fabián, amenazó con tirarse por el balcón de la vivienda, situada en un cuarto piso, preso de la desesperación al ver cómo el Samur Social iba a tener que sacar a su madre, de 83 años y enferma de Alzheirmer, en una camilla, ya que lleva meses postrada en una cama. Después de toda una mañana de tensión y de negociaciones, y gracias a la mediación, entre otros, de El Programa de Ana Rosa, Fabián y su madre, Francisca, lograron que el propietario de la vivienda les diera un mes de plazo para abandonar el domicilio, situado en la calle Alfalfa de Madrid, en Tetuán.
Miembros de la Plataforma Antidesahucios estuvieron desde primera hora de la mañana tratando de presionar a los agentes de la Policía Nacional para que evitaran que se ejecutara ese lanzamiento. Los momentos de mayor tensión llegaron a su punto álgido cuando la comisión judicial llegó al piso. Afortunadamente, se logró el aplazamiento.
El caso de Fabián, que se juzgará en los próximos meses, se remonta a 2009. Según explicó a Europa Press el pasado martes, necesitaba un préstamo de 20.000 euros para poner en marcha un negocio y acudió a bancos y otros instrumentos financieros donde entregó documentación, una información gracias a la cual le llamaron un día del bufete de Arroyo. «A mí me contactaron diciendo que me daban un préstamo. Quedo con una señorita y me explican las condiciones, que no son nada de lo que fueron al final», expuso. Luego acudió a una notaría para firmar. «En la notaría confiamos que darían fe, pero el señor que estaba ni nos leyó el préstamo hipotecario. Sólo leyó la declaración de heredero de mi padre. Del préstamo no nos comentó nada y firmamos una letra cambiaría, que no sabía ni lo que era. Ahora ya lo sé», indicó Fabián, que desconocía también que los intereses del préstamos eran de un 29 por ciento. «Pensábamos que teníamos unos meses de carencia y luego podíamos pagar cómodamente. Pero este señor vende la letra cambiara a un segundo, un abogado suyo también imputado. Luego éste la vende a otro bufete, que es quien me ejecuta, con una deuda final de 51.000 euros, de los que 31.000 son intereses. Es insostenible».
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