Madrid Arena
Miguel Ángel Flores, la caída del rey Midas de la noche madrileña
Se le han atribuido una veintena de sociedades
Pocos eventos en Madrid se resistían a llevar la firma de Miguel Ángel Flores.
Pocos eventos en Madrid se resistían a llevar la firma de Miguel Ángel Flores. El rey de la noche madrileña se forjó una carrera a la que pocos pusieron tacha hasta que su afán por el lucro económico causó la muerte de cinco jóvenes en el Madrid Arena, según recoge la sentencia que le condena a 4 años de cárcel.
Afincado en su despacho en la madrileña estación de Chamartín, Flores se alzaba como el magnate del ocio nocturno de la capital. Era el rey Midas, todo lo que tocaba lo convertía en oro.
Se le han llegado a atribuir casi una veintena de sociedades, de las que ha ocupado el cargo de administrador, la mayoría relacionadas con el ocio nocturno, la organización de eventos, la hostelería y las instalaciones deportivas como el flamante Castellana Sports Club, en el interior de la citada estación.
Regentaba una de las empresas más importantes del mundo de la noche, FSM Group, de la que la discoteca Macumba era su cuartel general, su buque insignia.
Incluso se atrevió a reabrir la fatídica discoteca "Alcalá 20" -en la que murieron 82 personas en 1983 a causa de un incendio- con el nombre de "Adraba"en enero de 2010, después de varios intentos fallidos.
Algunos decían que estaba siendo favorecido por el Ayuntamiento de Madrid, en concreto por el vicealcalde de la capital, Miguel Ángel Villanueva, que aunque negó cualquier trato de favor hacia él, finalmente acabó dimitiendo para "serenar los ánimos"tras la tragedia del Madrid Arena.
Una tragedia de la que evitó la prisión provisional tras depositar una fianza hipotecaria de 200.000 euros.
Los hechos acaecidos en la fiesta de Halloween del 1 de noviembre de 2012, que provocaron una gran avalancha en los pasillos del Madrid Arena, causaron la muerte de Katia, Rocío, Cristina, Belén y María Teresa.
No tenían más de 20 años cuando fueron a la fiesta Thriller Music Park, organizada por la empresa de Flores, Diviertt, y celebrada en el pabellón gestionado por la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos.
Junto con ellas acudieron 16.600 personas provocando un sobreaforo del que se ha considerado a Flores culpable -aquel evento solo podía albergar 10.620 personas-.
El castillo de naipes del rey de la fiesta se empezaba a desmoronar. Y con él la tesis que siempre defendió durante sus tres horas y media de declaración ante el tribunal que ha juzgado los hechos: él era "el cliente final", tan solo un promotor de eventos y fue un problema de flujos en una zona de tránsito el causante de la tragedia.
En el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid relató que carecía de competencias en seguridad y ni siquiera le obligaban a contratar un servicio de enfermería.
Pero aun así él lo hizo. Contrató al conocido doctor Simón Viñals, de 77 años, y que en su día fue concejal del Ayuntamiento de Madrid y a su hijo, quienes actuaban en un espacio con una evidente falta de material clínico, sin ventilación ni agua corriente.
Ni la Fiscalía ni las acusaciones se creyeron su teoría. La seguridad privada es competencia exclusiva del organizador, le recordó la fiscal, y la contratación de seis vigilantes era del todo insuficiente.
Paralelamente a estos hechos, Flores ha tenido que ser testigo de cómo los tribunales dictaron una orden de desahucio contra su empresa FSM Group con la que explotaba Macumba, la perla de la noche madrileña, que ahora renace de sus cenizas.
Y es que el Grupo Alonso, para quien trabaja Flores, presenta hoy "Madrid, Exposiciones y Eventos Urbanos"(MEEU), un mastodóntico proyecto de ocio en la estación de Chamartín, que agrupa tres locales y la antigua Macumba. Pese a ello, a Flores se le han enredado todos los hilos que manejaba.
Cuatro meses estuvo sentado en el banquillo de los acusados y hoy, cuatro años después de esas cinco "muertes evitables", ha sido condenado por su actitud negligente.
Efe
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