El corazón que Manu supo reanimar

- Es un domingo cualquiera. Manu espera el autobús para volver a casa en la céntrica Avenida Santa María de la cabeza. De repente un enorme estruendo. Un coche azul se estampa contra la valla que separa la acera de la calzada, derribándola. En su interior se encuentran el conductor –un hombre de 47 años– y su mujer. La reacción natural de los testigos es de miedo y, sobre todo, desorientación. Es difícil saber lo que hacer en ese momento. Un testigo marca el número de emergencias para avisar del suceso.

Manu actúa con rapidez. A pesar de que el resto le desaconseja hacerlo, decide sacar a las víctimas del vehículo. Guiado por teléfono por el técnico de emergencias de la central y gracias a sus conocimientos en primeros auxilios, emprende las maniobras necesarias para poder mantener con vida al hombre accidentado, que ha sufrido un ataque cardiaco, motivo de la pérdida de control del volante. Manu cuenta que el hombre respiraba con mucha fuerza y rapidez «al principio pensaba que le había dado un ataque de ansiedad». Pero enseguida ha visto que la víctima «ha empezado a cerrar los puños y que estaba en shock», explica el joven de 19 años.

Decide tirar la puerta abajo para realizar la reanimación cardio pulmonar (RCP) al paciente. Manu tiene esta formación gracias a su preparación como socorrista. Pero tener los conocimientos no siempre asegura actuar correctamente en los momentos decisivos. Carlos Rodríguez, supervisor de guardia del Samur explica a este diario que «muchas veces, a los testigos les da miedo actuar por no hacerle daño a la víctima. Pero realizando la RCP sólo pueden ayudarles». Añade que la intervención aumenta las posibilidades de supervivencia por tres. Recuerda la importancia de formar a la población en este aspecto. Afortunadamente en este caso estaba Manuel, que como le han señalado los técnicos del Samur, «ha salvado la vida» de este hombre.