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Iñaki Zaragüeta

¿Qué se hace con Fuset?

¿Qué se hace con él cuando no es la primera decisión que ha merecido contestación por parte del mundo fallero?

La Razón La Razón

¿Qué se hace con él cuando no es la primera decisión que ha merecido contestación por parte del mundo fallero?

Después de la actuación majadera de Pere Fuset, concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Valencia, ¿qué se hace con él cuando no es la primera decisión que ha merecido contestación por parte del mundo fallero?. Por lo pronto, debería hacerse responsable de la sandez de hacer firmar a las falleras la renuncia a llevar escotes y minifaldas y, en consecuencia, repararla, la sandez, o definitivamente pensar en dedicarse a otra cosa. Al contrario de lo que manda una recta conciencia, las culpas para otro. Como los niños «yo no he sido».

¿Se puede en estos tiempos prohibir a las mujeres, falleras o no, vestir de acuerdo a las más elementales normas de la moda? Y hacerlo desde Compromís que tanto les gusta pregonar las libertades, las mismas que limitan, si no eliminan, en regímenes marxistas, en simpatía con su ideología.

Fuset, además, se inventó o desempolvó, da igual, unas normas que ninguno de sus predecesores había tenido en cuenta, como así lo atestiguan los presidentes de la Junta Central Fallera y las propias falleras que ocuparon el cargo antes que él. Se antoja surrealista. Tanto, que ayer tuvo que salir a la palestra el alcalde Joan Ribó para tratar de salvar los muebles echados al fuego para desconcertar a la sociedad.

No estaría de más que el edil Fuset nos ofreciera una explicación sobre los motivos que le llevaron a esta metedura de pata. Su modo de conducirse desde que está en el puesto no parece identificarse con las Fiestas Falleras. Desde que llegó abundan sus desconexiones con unas fiestas tan enraizadas entre los valencianos. Y valencianas, «of course». Así es la vida.