Brote de difteria
Trias tampoco acepta la propuesta del Arzobispado para Sant Pau
Como hiciera el conseller de Salud, Boi Ruiz, el Ayuntamiento de Barcelona agradeció el gesto del Arzobispado de proponer revertir el patrimonio del Hospital de Sant Pau en su gestión para aliviar su penosa situación, pero recordó que no le compete tomar este tipo de decisiones. «Corresponde al máximo órgano de la Muy Ilustre Administración (MIA), que conforman de manera paritaria la Generalitat, el Ayuntamiento y el Capítulo Catedralicio, cualquier decisión sobre la gestión de su patrimonio», señaló ayer el Consistorio en un comunicado. Hoy por hoy esta gestión está en manos de la fundación patrimonial del Hospital Sant Pau, que nada tiene que ver con la fundación de gestión sanitaria del centro.
«Es en esta instancia –la MIA– en la que el Ayuntamiento defenderá que se continúe dando el apoyo a la función que gestiona el Hospital de Sant Pau», sigue el documento. Podrá hacerlo la semana que viene, cuando está previsto que los miembros de la MIA se reúnan, un encuentro en el que presumiblemente se abordará la situación en la que se encuentra el centro y el cruce de reproches entre el conseller y los trabajadores. Mientras que para el primero, los problemas económicos se arreglarían si los sanitarios se «arremangasen»; para los segundos, garantizar la viabilidad del emblemático hospital requiere de decisiones y recetas de mayor calado.
El Ayuntamiento de Barcelona no quiso pronunciarse sobre qué posición tomará, aunque indicó que «lo que también es una prioridad es conseguir un proyecto de gestión del Hospital de Sant Pau sostenible económicamente, equilibrado y sólido, para mantenerlo como uno de los centros sanitarios de referencia de calidad asistencial, docente y de investigación médica de la ciudad de Barcelona y del país».
Según el conseller de Salud, el rendimiento del patrimonio del centro es de 10 millones anuales. El montante proviene de los arrendamientos de pisos y fincas que han sido donados, en parte, a la instituciones por quienes quisieron agradecer así la atención prestada por el hospital, entre otros motivos. Desde hace tiempo, los trabajadores viene exigiendo que los frutos de esas donaciones sean destinados a la asistencia cumpliendo así con las intenciones del donante. Sin embargo, y aunque la cifra no sea baladí, está lejos de solucionar los problemas del hospital. Según Ruiz, en 2012, las deudas ascendían a 51 millones, aunque los trabajadores recuerdan que la Sindicatura de Cuentas lo cifró en 2009 en más de 250 millones.
A la espera de que la Muy Ilustre Administración decida y de que sea nombrado un nuevo patronato que gestione el hospital –el anterior dimitió en bloque hace una semana–, difícil será encauzar el centro.
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