Cine
“Muerte en el Nilo” de Agatha Christie llega al Borràs
Víctor Conde dirige un espectáculo con el gran Hércules Poirot como maestro de ceremonias en que la música de Cole Porter y el glamour de los años 30 se unen al misterio por resolver
Víctor Conde dirige un espectáculo con el gran Hércules Poirot como maestro de ceremonias en que la música de Cole Porter y el glamour de los años 30 se unen al misterio por resolver
En 1923 Agatha Christie subió al Liberty Angel III, un enorme velero de 142 metros de eslora, con su marido y su perro caniche Rufus. Partían del puerto de Dover y tenían que dar la vuelta por la península Ibérica, entrar en el Mediterráneo y atracar en El Cairo. En el muelle, se fijó en una pareja joven, adinerada, vestida de blanco, cogida tiernamente del brazo, que parecían vivir a parte del resto, en una extática nube. Sólo tenían ojos el uno para el otro. Agatha Christie miró a los ojos a su marido y pensó, pffff. El caniche gruñó porque la escritora lo estrujó demasiado fuerte.
El barco zarpó ante el griterío de los que se quedaban en tierra y Christie pensó que si matase a su marido, lo haría con veneno en un viaje como aquel, en un país lejano subdesarrollado en que fuese difícil determinar las causas de su muerte. «¿Qué haces, amor?» , le preguntó en ese momento su marido. «Pensar en ti, cariño», contestó y escribió en su libreta de notas: «que sea un veneno que haga mucho daño, por favor».
Después de comer, fue a cubierta a dar un paseo. «¿Te acompaño?», preguntó su marido. «No hace falta», contestó ella y su perro volvió a ladrar. Lo había estrujado demasiado fuerte otra vez. Su perro también odiaba a su marido, pero a ella no la quería mucho más. En elpasillo de proa, se volvió a fijar en la joven pareja de enamorados. Era evidente que estaban en su luna de miel. Y sin embargo,una muchacha de aspecto alterado se acercó a ellos y empezó a reprocharles algo. Desde donde estaba, la escritora no oía muy bien. Acercó al perro, que tenía las orejas grandes, pero ni aún así.
La misteriosa chica abofeteó al novio y salió corriendo, pasando cerca de ella. Detrás de sí dejó un extraño perfume de orquídeas. Christie miró entonces a la gente que tenía alrededor y todos parecían haber estado muy atentos a la escena. Algo empezaba a encenderse en su cabeza. «¿Qué haces?» Oyó entonces a su espalda. Era su marido. Y de pronto lo único que podía pensar era en asesinatos y venenos. «Oh», suspiró. «¡Claro!», exclamó y dio un abrazo a aquel hombre que había convertido su imaginación en un maravilloso mundo de asesinatos en los que siempre se encontraba al culpable. Ella no iba a matar a nadie en un mundo así, pero sí podía escribir sobre ello.
El Teatre Borràs acoge ahora la adaptación teatral de «Muerte en el Niño», una de las mejores novelas de la genial Agatha Christie. Víctor Conde dirige un montaje lleno de glamour y espíritu cinematográfico que moderniza la pieza y la acerca al público contemporáneo. Miquel García Borda, Mariona Ribas, Mar Del Hoyo, Aleix Rengel, Paula Moncada, Dídac Flores, Miriam Marcet, Albert Suarez, Lorena de Orte y David Z.Vaquero conforman un elenco que dota de sensualidad y grandes pasiones a una historia de venganza y asesinato. «Es simplemente una historia de amor obsesivo. Por eso no envejece y es la mejor de todas las obras de Christie», asegura Conde.
La nueva adaptación sigue la ambientación clásica de los años 30, y añade a este universo la música, con temas salidos del fondo de Cole Porter o los Gershwin. La puesta en escena tiene como arma secreta una serie de proyecciones y se utiliza mucho el flash back para liberar al montaje de largos monólogos explicativos. «La idea principal es la de realizar el retrato de una época, el glamuroso EGIPTO de los años treinta, desde un punto de vista contemporáneo en su estética y en su lenguaje», comentan desde la producción.
La producción coincide con la reposición de «Testimoni de Càrrec», también de Christie en el Teatre del Raval y Kenneth Brannagh prepara su regreso como Poirot con una adaptación cinematográfica de la obra.