Alumnos
La universidad catalana se pliega ante los piquetes independentistas
Después de las cesiones de la UdG, la Pompeu Fabra ofrece un sistema de evaluación extra a los manifestantes
Después de las cesiones de la UdG, la Pompeu Fabra ofrece un sistema de evaluación extra a los manifestantes
Cuando la Universidad de Girona (UdG) cedió a las presiones independentistas la semana pasada para evaluar de forma distinta a los alumnos que participasen en las protestas, saltaron las primeras alarmas. No dejaba de ser, sin embargo, una universidad menor en el panorama público catalán y se hizo la vista gorda. Hoy, sin embargo, es la Universitat Pompeu Fabra (UPF), santo y seña de la educación catalana, y una de las pocas universidades españolas con presencia en los ránkings internacionales, la que ha seguido el mismo camino. Después del encierro nocturno protagonizado por independentistas, y que ha impedido el acceso a clase de los alumnos, el rector de la UPF, Jaume Casals, ha anunciado que ofrecerá un sistema de evaluación extra adaptado a todos aquellos estudiantes que quieran acogerse.
La UPF, que abrió sus puertas en 1990, se había distinguido por romper con la relativa laxitud de las universidades tradiciones respecto a los sistemas de evaluación. Las clases pasaban a ser trimestrales, en lugar de los socorridos semestres, y los alumnos sólo disponían de tres oportunidades para superar cada asignatura. En caso contrario, se le expulsaba. Pues bien, la UPF ha cedido a la presión de los independentistas y romper así la cadena habitual de evaluación. Casals ha dicho que la propuesta es equivalente o "mejora"la evaluación única que quieren los estudiantes encerrados, e incluirá particularidades de cada estudio e incluso de cada estudiante.
Ha asegurado que la evaluación única "no expresa la mejor opción ni para los que la reivindican", y que con esta propuesta que hace al alumnado también sabrán si la reclamación de este tipo de sistema es una verdadera reivindicación.
La universidad está negociando con los 140 estudiantes que permanencen encerrados -70 en el campus Ciutadella, 40 en Poblenou y 30 en el Mar- para desbloquear la situación y permitir el normal desarrollo de la actividad académica. Ha considerado "injustificables las barricadas"con sillas, mesas y otros materiales en los accesos a los edificios de la UPF, y ha reclamado que se respeten los derechos de aquellos estudiantes que quieren asistir a clase.
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