Barcelona
El CCCB se pone en las manos de la física cuántica
La exposición propone diez instalaciones artísticas para sumergir al visitante en las fascinantes paradojas del conocimiento
La exposición propone diez instalaciones artísticas para sumergir al visitante en las fascinantes paradojas del conocimiento
John Cedar era un escritor de ciencia ficción que aseguraba que la física cuántica era como escapar de un control de alcoholemia a todo correr, pero soplando en el test y tocándose la nariz con el dedo índice. Diane Aranda era una brillante física de partículas que aseguraba que John Cedar era un imbécil. El día de su boda todos los presentes no entendían cómo esas dos personas podían estar juntas y no se extrañaron cuando no les vieron aparecer. Tampoco se extrañaron cuando aparecieron de pronto ya casados, con Cedar asegurando que la física cuántica era como esa mujer que espera que le den un masaje, pero nunca se lo dan, y entonces se va triste a casa y resulta que es una pelota antiestres ajada, perdida en un trastero. Diane Aranda pensó que sería maravilloso estar en ese mismo momento en Bangladesh siendo devorada por un tigre, pero no lo estaba.
Al final, Diane arrastró a su marido al CCCB donde se realizaba una magnífica exposición sobre la física cuántica y sus implicaciones en ciencia, política, sociedad y arte. Quería que Cedar entendiera de verdad y de una vez por todas lo que era la física cuántica. “¡Ves como yo tenía razón!”, exclamó el escritor al salir y Diane lo besó porque le quería mucho, pero no soportaba su voz cuando decía estupideces.
El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) aporta claves para comprender el mundo “fascinante” de la física cuántica en una muestra de producción internacional que pone a dialogar el trabajo creativo de científicos, artistas y filósofos, según destaca el científico asesor de la muestra, José Ignacio Latorre. La exposición hunde raíces en el programa insignia de artes del CERN, el mayor acelerador de partículas del mundo, en colaboración con el FACT Liverpool, bajo el liderazgo de Mónica Bello y José Carlos Mariàtegui, sus comisarios. El objetivo del recorrido es el de fusionar dos itinerarios entrelazados en un mismo espacio híbrido con el fin de describir uno de los paradigmas más destacados del último siglo: la física cuántica.
La muestra se hace eco de diez proyectos, fruto de tres años de residencia de un grupo de artistas invitados a residir en el CERN para desarrollar su práctica artística estableciendo un diálogo con ingenieros y físicos de partículas. Entre las obras que se podrán ver son ‘La vista desde ningún sitio’, de Semiconductor; ‘Supralunar’ de Juan Cortés; ‘Choque cósmico’, de Lea Porsager; ‘Cascada’, de Yunchul Kim; ‘Uno1Uno’, de HRM199, y ‘Oscilación escalar’, de Diann Bauer. Además, se podrá ver ‘En estado de pecado’, de James Bridle; ‘Rescatando mi propio cadáver’, de Julieta Aranda; ‘No podemos demostrarlo todavía, pero sabemos que está ahí fuera’, de Yu-Chen Wang, y ‘La teoría holográfica del universo de la historia del arte’, de Suzanne Treister.
Estos diez proyectos artísticos tratan de evidenciar que el impacto de la cuántica va más allá del dominio de la ciencia, y por otro lado se presentan nueve ventanas que introducen el trabajo de investigación en el laboratorio y sitúan al visitante ante el logro intelectual que suponen las teorías de la física en contacto con experimentos avanzados. “Estamos convencidos de que estamos ante una de las grandes revoluciones tecnológicas de nuestros tiempos, con la física cuántica en móviles, GPS y lásers transformará nuestras vidas, tanto como lo ha hecho Internet y el mundo digital”, apuntó Judit Carrera directora del CCCB.
La exposición se pregunta de forma directa cuál es la naturaleza de la realidad y el sentido de nuestra presencia en el universo, dejando en evidencia que la capacidadde comprensión del ser humano hace hoy imposible la capacidad de conocer la “realidad” al completo. “La ciencia está en su infancia”, destaca Latorre, que subraya que la cuántica solo ha afectado a tres de las 50.000 generaciones de humanos que han pasado por la tierra, por lo que augura una pronta revolución inimaginable con la búsqueda de un ordenador cuántico. De entrada, la muestra pide a los visitantes dejar de lado sus prejuicios filosóficos, evidenciando que las leyes del mundo microscópico son sorprendentes: “No sirve de nada lo que tú sabes en el mundo macroscópico. No hay velocidades, ni órbitas ni nada”, señala Latorre. Así, el itinerario plantea un “panorama poliédrico” que plantea nuevas preguntas y conexiones que contribuyen a la comprensión de una realidad aparentemente invisible y el impacto que ésta tiene en las vidas humanas. La muestra se podrá visitar hasta el 24 de septiembre antes de viajar a Bruselas y a Nantes y tras su paso por Liverpool.
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